Opinión

Mypimes, encomendadas al sagrado corazón

“Si no se toman medidas agresivas, se teme que el desempleo pueda llegar al 25%. Y el problema no es solo el desempleo. Los expertos hablan de algo aún más grave: la fractura de la relación empresario- empleados”: Marco Orozco

Los emprendedores no están acostumbrados a pedir ayuda al Estado, pero esta vez la necesitan. Nóminas, arriendos, servicios y préstamos esperan impacientes mientras los ingresos se encuentran parados o gravemente afectados. ¿Cuál debe ser el papel de estado para apoyar a las pequeñas y medianas empresas?

En Colombia hay 1,6 millones mypimes, donde trabajan 8,3 millones de personas, generando el 85% del empleo formal del país. La propuesta que hace Acopi, -la asociación de las micro, pequeñas y medianas empresas-, es que durante 3 meses el gobierno subsidie el 70% de la nómina de quienes ganen un salario mínimo.

Acopi asegura que “esta medida le costaría al gobierno unos $ 8.8 billones de pesos que representan tan solo el 0.83% del PIB. Cabe recordar que en la pasada reforma tributaria se le rebajaron $ 10 billones de pesos en impuestos a las grandes corporaciones”.

Desde el principio se planteó que esta crisis tenía dos frentes: el de la salud y la economía. Las medidas asociadas a la salud han sido aplaudidas y apoyadas por la ciudadanía, aunque han necesitado presión para ser ejercidas. Pero las medidas económicas han sido tibias, dando a entender que el gobierno quiere sacarla barata en esta materia.

Si no se toman medidas agresivas, se teme que el desempleo pueda llegar al 25%. Y el problema no es solo el desempleo. Los expertos hablan de algo aún más grave: la fractura de la relación empresario- empleados. Años de reclutamiento, capacitaciones e integración a proceso podrían echarse por la borda en un instante. ¿Cuánto tiempo nos tomaría recuperar todo ese trabajo si las empresas se desintegran?

Quieren salvar a Avianca, que es una empresa extranjera. Mientras tanto, los que producen más empleo y pagan impuestos en el país, están invitadas a repetir el mantra “sálvese quien pueda”.

Esta emergencia ha dejado al descubierto cómo funciona el Eatado en Colombia: los problemas de los ciudadanos del común están encomendados al sagrado corazón; pero los problemas de los bancos, y grandes empresas, de esos, se encarga directamente el presidente.

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