Dicen que van a militarizar a Bogotá este jueves 21 de noviembre a propósito del paro nacional que se está convocando. Ya salió el gobierno a aclarar que tal cosa no es cierta, lo cual podría apuntar a que en efecto va a pasar, porque con esa gente nunca se sabe.
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El tema con el uribismo es que se dedicó durante los dos gobiernos de Santos a incendiar el país con mentiras y exageraciones, a dividirnos y ponernos a odiarnos, y ahora que está al mando se queja por el incendio que causó. Gobierna el país que moldeó y no sabe qué hacer con él. Y lo peor es que con tanto ataque hicieron que viéramos a Santos, un político más de los muchos que hemos tenido, como un gran estadista, un oasis de paz y sensatez en medio de tanta locura.
¿Militarizada Bogotá?
¿…de q me hablas viejo?
😆🤣😂😅😁 pic.twitter.com/7wSTvg22Ki— Elfisgón♾ (@elfisgon681) November 19, 2019
Para disuadirnos de marchar este jueves se han inventado todo tipo de cosas. Han difundido videos falsos (o al menos dudosos) donde supuestos vándalos amenazan con atacar las ciudades. Han advertido también que quienes marchemos vamos a destruir la democracia, el capitalismo y este bello país, que será muy bello porque venía así de fábrica, ya que lo que hemos construido nosotros dista mucho de ser un paraíso. Nos están metiendo también a todos en el mismo saco, el saco del vandalismo, como si quisiéramos salir para acabar con todo y no para demostrar nuestro descontento por cómo se han manejado las cosas.
Esa es la otra cosa con Uribe y sus seguidores, pero en general con los conservadores: el doble rasero. Lo que hagan ellos está bien, pero sí lo hacen los demás es el fin del mundo. Tomarse las calles para protestar era en su momento no solo lo justo, sino un derecho legítimo, pero que hoy marchen los otros es un atentado contra la institucionalidad.
Lo que tienen es miedo, pero no miedo de nosotros, sino de la vida. Un concepto sencillo que parece complejo cuando no se tiende es que los grandes cambios se hacen con amor, y que lo opuesto al amor no es el odio, sino el miedo. No es este el espacio para explicarlo, pero así funciona el mundo. El amor mueve, el miedo inmoviliza, y personas como las que nos gobiernan están llenan de miedo, por eso se comportan así. El odio se esparce más fácil que el amor, por eso vivimos como vivimos: prendes un fósforo y se enciende todo lo demás. Y están tratando de contagiarnos su miedo para que no hagamos nada y nos quedemos tranquilos. Por eso amenazan con el ejército, con movilización ciudadana armada; por eso también tiene cara de que van a meter infiltrados en las marchas que generen hechos de violencia y poder salir después a condenar tales acciones.
https://twitter.com/CATALINAVELASCO/status/1196542703015776268?s=20
Cuando tienes miedo pasan varias cosas. Primero, quieres que todos los demás se sientan como tú, no soportas ver a la gente tranquila y en paz. Luego, ves enemigos en todos lados, y para protegerte de ellos, mientes y te armas. La gente que vive con pánico a perder lo que tiene, a sufrir, es capaz de decir cualquier cosa y de armarse hasta los dientes. Por eso le gustan las armas y la violencia, no conciben la vida de otra forma. No solo porque les dan tranquilidad, sino porque sienten un fetiche hacia ellas. Un rifle puede llegar a ser tan sexi como un carro o un celular, y les encanta disparar balas como quien manda un mensaje de Whatsapp. Van a decir que se arman para defender a la patria, pero es mentira, es porque les gustan las armas como a otros pueden gustarles los atardeceres y el helado de chocolate. Ven una Glock y eyaculan. Lo último que pasa cuando tienes miedo es que terminan pasando todas esas cosas a las que les temes.
Quienes mandan no quieren que marchemos el jueves, no soportan la oposición y creen que saldremos a la calle solo porque tenemos ganas de joder. No somos vándalos, somos la población civil; no queremos violencia, queremos que nos oigan. Aunque han dicho que no habrá militarización, ya se han visto soldados en el centro de la ciudad, supongo que es la forma de sentirse protegidos en su burbuja de cristal. Es curiosos: para ser tan bravucones se les ve muy asustados.