El pasado fin de semana se llevó a cabo la segunda convención del partido Centro Democrático, en la que se logró ver un escenario desde ya propositivo, enérgico y con bastante unidad, con miras a las elecciones de 2018; el mensaje del expresidente Álvaro Uribe Vélez fue contundente en la necesidad de darle un giro a la realidad política de Colombia, su tono moderado, más que otras veces, denota una variable que abre las posibilidades a que lleguen nuevas expresiones al Centro Democrático, dejó claro que en ningún momento buscó hacer eco, ni promovió ninguna iniciativa legislativa que buscara aumentar la edad de jubilación de las mujeres; todo lo contrario, su ánimo es que muchas más mujeres se pensionen con menos semanas cotizadas.
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Cerca de 30 departamentos estuvieron enlazados en directo, en aras de aprobar los nuevos estatutos de la colectividad, como también aprobar y elegir los nuevos miembros de la dirección nacional del partido. El evento, al cual llegaron en solo Bogotá cerca de 3000 personas, sirvió como un escenario de precalentamiento para los precandidatos a la primera magistratura; de todos los que estuvieron, sin lugar a dudas el mensaje con mayor coherencia y verticalidad, aclarando que lamentablemente no es precandidato, aunque debiera serlo, fue el del exministro Fernando Londoño Hoyos, quien no solo dejó clara una línea política que necesita Colombia, sino que marcó un derrotero demasiado importante en la próxima campaña.
Sus palabras de “hacer trizas ese acuerdo maldito”, dejando claro y advirtiendo que lo hacía a título personal, y que tales expresiones muy seguramente le equivaldrían a ser llamado por la JEP, en razón de ser esta jurisdicción transicional una de las principales armas de revancha político-jurídica que utilizarán las Farc, junto con sus socios políticos, para judicializar a todo el que critique y cuestione los acuerdos de La Habana, ese acuerdo de 300 páginas que entregó el país a las Farc y al socialismo del siglo XXI, es decir a la violencia, la demagogia, la corruptela, el terrorismo y el narcotráfico, pese al talante democrático de Colombia en el que las mayorías en el plebiscito dijeron ‘no’ a los acuerdos.
Nos dejaron claro que las decisiones en las instituciones de la democracia poco o nada valen, y que como muchos dicen que Colombia esta ad portas del abismo, y viendo nuestras realidades en las que no existe la división tripartita de poderes, en donde no se respetan las reglas de juego, se engaña al pueblo, se crean normas habilitantes al gobernante para que haga lo que le venga en gana a favor de la desinstitucionalidad y, desde luego, al reacomodamiento estratégico de las Farc; muchos creemos que también ese acuerdo debe hacerse trizas en lo que tiene que ver con elegibilidad política y justicia restaurativa, pues los máximos responsables de las Farc no pagarán un solo día de cárcel, eso se traduce en impunidad.
Eso sin mencionar que las 300 páginas del acuerdo se hicieron trizas por sí solas, en razón de contener solo buenas intenciones y un arrume de paja, solo basta con examinar: ¿cuántos niños reclutados devolvieron?, ¿cumplieron los términos establecidos para el desarme total de las Farc?, ¿cumplieron con la entrega de caletas atestadas de dinero y armas? La estrategia las Farc es clara, su ficha más cercana para una coalición será Claudia López, la respuesta obvia a ello sería un candidato serio y vehemente, cero politiquero, demócrata y, sobre todo, con ideas de vanguardia que hagan posible derrotar en 2018 al socialismo del siglo XXI, sin duda podría ser una gran apuesta la revelación de esta convención: Rafael Nieto Loaiza.