La muerte de Martín Elías Díaz es la más importante y dolorosa que ha tenido el folclor vallenato en su historia. Ante las muertes de Rafael Orozco, Diomedes Díaz, Patricia Teherán, Kaleth Morales, entre otros, esto suena un disparate, pero no es así. Cuando los mencionados murieron, el vallenato tenía cómo defenderse, como continuar con un legado propio y autóctono.
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El vallenato fue declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en 2015, pero la actualidad del folclor dista mucho de esta mención. Los artistas del momento se han alejado del ritmo que juraron defender y los viejos juglares, ya están de salida.
Silvestre Dangond ahora canta reggaetón (o algo que se le parezca); Rafael Santos parece haber perdido el amor por cantar y se dedica a la actuación; Peter Manjarrés mutó al vallenato romántico, desde que grabó el álbum El Caballero, en 2009; mientras que otros artistas que también tienen reconocimiento, como Jorge Celedón Y Felipe Peláez cantan música ‘para el interior’.
El último bastón del vallenato tradicional fue Martín Elías. Más o menos talentoso según cada quién, el hijo del ‘Cacique de la Junta’ mantuvo una virtud indiscutible: siempre respetó la esencia del vallenato.
A sus escasos 26 años, con los que dejó este mundo, Martín Elías se dio el gusto de grabar dos álbumes en homenaje a los artistas más grandes del vallenato en la historia (Poncho Zuleta, Diomedes Díaz, Jorge Oñate, Beto Zabaleta, Rafael Orozco, entre otros), algo que algunos artistas, como Silvestre Dangond no han hecho todavía, aunque interpreten canciones viejas en tarima.
Ahora, después del Gran Martín Elías, ¿quién? Ningún artista posicionado en este momento hace lo que hacía el hijo de Diomedes, quien combinó vallenato clásico con los ritmos modernos.
Si de verdad estiman la memoria del difunto, es tiempo de demostrarlo. Todos ellos deben volver a cantar el vallenato que los hizo famosos, en especial Silvestre, quien es el principal icono del folclor de Valledupar, del cual se quiere alejar para insertarse en la cultura urbana, que lo desconoce.
No significa que el vallenato que se hace hoy en día sea malo. El mercado y los tiempos modernos así lo demandan. Los jóvenes deben seguir haciendo música comercial, Martín Elías también lo hizo. Pero, no pueden olvidarse de los aires tradicionales. De lo contrario, el vallenato está condenado a morir de manera repentina, tal cual le sucedió a Martín Elías.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.