El ‘hombre moderno’ necesita empoderamiento en el vestir

Nelson Rueda Argumedo nos habla del problema de la homogenización en la moda masculina,

culpable de confundir los sobres en los Premios Oscar 2017

 

Años atrás los hombres tomaban grandes riesgos en la alfombra roja. Mientras las pasarelas internacionales muestran a los grandes diseñadores impulsando la moda masculina a través de la creación de propuestas para satisfacer un nuevo hombre individual y arriesgado, premiaciones que tienen millones de espectadores a nivel mundial perpetúan la homogenización en el vestir del hombre y la austeridad en la estética visual. Ya no hay pizazz, como diría la gran editora Diana Vreeland, ya no hay exuberancia y esplendor.

¿De qué sirve que grandes marcas y diseñadores como Gucci, Rick Owens, Thom Browne, Marc Jacobs, entre otros, propongan una nueva visión del hombre “moderno”, cuando eventos que son de gran referencia para muchas personas promueven la silueta masculina que estamos acostumbrados a ver desde el siglo XIX?

Al parecer este año los hombres no querían salir en los peor vestidos en la alfombra roja de los Óscar –si incluso esa categoría existe para nosotros– porque todos optaron por ponerse de acuerdo y uniformarse. “Fotocopiarse”, como decían algunos. Todos interpretando el papel de escolta de las glamurosas actrices y tomando un paso atrás en el protagonismo. ¿Tan fuerte fue la presión homogenizadora que Pharrell cambió sus pantalones cortos y sombreros por un traje de tres piezas? Sin mencionar que él junto con Ryan Gosling fueron de los que “resaltaron” en la alfombra roja por aportar algo más que un esmoquin negro.

El teorista de moda Flügel, en su tratado de La gran renuncia masculina, expresa cómo la transición del siglo XVIII al siglo XIX significó que los hombres renunciaran a su interés por la moda, por resaltar entre la sociedad por sus atuendos y por sus hábitos de consumo de moda, asegurando que aquello era femenino. Es decir, irse de compras era una tarea exclusiva de la mujer.

Anne Hollander explicaba que este fenómeno, para entonces, consistía en crear un desequilibrio en los géneros. Pero entre tanto sobreúso de adjetivos para la “modernidad” del vestir. ¿Qué es femenino hoy en día cuando el consumo de moda del hombre equipara al de la mujer? ¿Qué es femenino hoy en día cuando la línea del género se está borrando como gran tendencia –o respuesta– en los últimos años?

No estoy diciendo que vestir trajes sea un gran error en la indumentaria masculina –yo, de hecho, visto uno la mayor parte del tiempo–, solo que estamos asociando los términos “verse bien” y “elegante” con un traje negro y consecuentemente caer en el aburrimiento. Repito, el hombre moderno necesita empoderamiento en el vestir.

Nelson Rueda Argumedo / @IamMrPizazz

 

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