Opinión

¿Por qué es problema suyo el culo de las Kardashian?

Esta semana Virginia Mayer analiza el fenómeno de las famosas hermanas: “Este es –precisamente– mi argumento cuando expreso la ira que me producen las hermanas Kardashian y las Jenner, con esos culos deformes, esas tetas obscenas, esas cinturas imposibles, esos pómulos como cuchillos y esos labios casi pornográficos”

Yo fui una de esas niñas cuyo cuerpo no concordaba con lo que una sociedad moderna espera del cuerpo de una adolescente. Como me crie entre atletas, flacas, anoréxicas y bulímicas, muy pronto comencé a sentirme fuera de lugar, me dediqué a comer chocolates y pan con mantequilla y hoy tengo un sobrepeso de unos 50 a 60 kilos. Me ha costado décadas aprender a aceptarme como soy y a amarme. Y ahí voy. Es un ejercicio de todos los días.

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 Sin embargo, a mis 38 años tengo absoluta claridad sobre lo que es real y lo que no. Y me refiero a esos cuerpos artificiales inflados con polímeros, siliconas, bótox y todos esos trucos que vende la medicina para que los cuerpos de las mujeres se vean más parecidos a los de las modelos de las revistas de moda, cuyas fotos son manipuladas hasta el punto de que ya no parecen seres humanos sino androides.

Yo sí tengo la capacidad de ver una foto de Kylie Jenner con el culo inflado a punta de inyecciones y las tetas de silicona. Soy capaz de entender que además manipula todas su imágenes para que su cintura parezca la de un reloj de arena; que arquea la espalda hacia adelante hasta el punto en que se ve como si se fuera a partir, para que así parezca que tiene culo, cuando en realidad sabemos que no solo no lo tiene, tampoco tiene tetas, porque la vimos crecer frente a las cámaras y sabemos que no es real. Y no es solo el cuerpo, la cara también. Yo sí comprendo que se puso implantes en la boca, que se puso pómulos, se empinó las cejas y se operó la nariz. No hace falta ser médico para ver lo evidente.

Yo sí puedo leer entre líneas para saber que a pesar de que a sus 19 añitos es una de las celebridades más poderosas del planeta, y que ya tiene un imperio a su nombre, es también una de las adolescentes más inseguras que hay en la Tierra. Pero eso no lo entienden las niñas que la ven como su máximo ídolo, ni las adolescentes, ni la mayoría de mujeres adultas con baja autoestima. Todas esas mujeres maduran creyendo que esa supuesta “belleza” ficticia es la ideal. Y si esto no es así, ¿cómo me explican que tantas, tantísimas mujeres, inviertan tanto dinero en el quirófano? ¿Cómo me explican que las cirugías estéticas ya sean cosa de todos los días, tan normal? ¿Cómo me explican que las mujeres sin recursos se estén inyectando aceite y hasta gasolina en el cuerpo para adquirir las curvas que la naturaleza les negó?

Este es –precisamente– mi argumento cuando expreso la ira que me producen las hermanas Kardashian y las Jenner, con esos culos deformes, esas tetas obscenas, esas cinturas imposibles, esos pómulos como cuchillos y esos labios casi pornográficos. Eso es lo que respondo cuando me dicen que eso es problema de ellas, que cada quién hace de su culo un candelabro. No es problema de ellas, es problema de una humanidad mentalmente enferma, que además no se quiere a sí misma.

Si fuéramos más inteligentes y organizados como sociedad deberíamos denunciar la mentira que nos embuten a diario, y también dejar de comprar sus productos. También deberíamos dejar de consumir todo el contenido que producen. Pero eso se los dejo a ustedes, pues yo continuaré mirándolas con una obsesión enfermiza, con el mismo morbo que me produce ver muerticos. Seguiré imaginándolas follando con caballos, por el culo, porque eso es exactamente lo que me producen esas mujeres: morbo enfermo. 

Por: Virginia Mayer / @virginia_mayer

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