Opinión

La gran depresión

Por: Eduardo Arias / @Ariasvilla

Cuando se habla de la Gran Depresión, la primera imagen que llega a la mente es la del crack financiero de la bolsa de Nueva York en octubre de 1929. Pero Nueva York no es la única ciudad que carga a cuestas con semejante karma. Desde 2009 Bogotá también ha vivido su propia gran depresión. La más deprimente de todas las depresiones que produjo el muy deprimente carrusel de la contratación. Una obra cuyo nombre, de entrada, era toda una premonición, una invitación a la depresión: “el deprimido de la calle 94”.

La cosa comenzó con gran ímpetu: tala masiva de todos los árboles del separador de la calle 94 aledaños al cruce con la Avenida del Ferrocarril, demolición del puente peatonal… y, de pronto, se paró la obra. Lostrancones, los desvíos, las vías cerradas, los senderos peatonales provisionales, todo eso se volvió paisaje habitual. Y, obvio, no faltaban las explicaciones para justificar semejante desastre. Que era que los estudios estaban incompletos, que fuéquequela obra que en un principio costaba 46.000 millones de pesos en realidad costaba 63.000 millones… En 2011 caducó el primer contrato (por incumplimiento de los contratistas) y resulta que la cada día más deprimente obra ya costaba 88.500 millones de pesos. El nuevo consorcio que se encargó de continuarlarealizó sus propios estudios y entonces se supo que el costo del tan deprimente deprimido en realidad era de170.000 millones de pesos.

En síntesis, cinco años de atraso y un sobrecosto de 122.000 millones de pesos. Todo un cuadro clínico maníaco-depresivo de corrupción, desgreño administrativo y falta de planeación.

Este depresivo y deprimente deprimido que a los bogotanos nos ha provocado tan grande depresión lo han padecido como ninguno los habitantes del sector donde se desarrolla la obra. Además de haber pagado con toda la valorización e impuestos prediales cada año más altos, han visto cómo sus propiedades se vuelven un lucro cesante porque nadie ha querido comprar ni arrendar en semejante lugar.

Pero bueno, desde el nuevo puente peatonal que enhorabuena construyeron para reemplazar el que tumbaron al comenzar la mega obra se puede ver en qué anda esta joya que empezaron las joyitas del carrusel de la contratación. El tráfico por la Avenida del Ferrocarril ya fluye de manera normal en ambas direcciones. Peatones y ciclistas pueden circular por plazoletas que ya están casi listas, y sólo falta terminar de adecuar la Calle 94 y algunos de los accesos de este distribuidor del tráfico que busca agilizar el paso de vehículos por estas dos vías y la Avenida 19, que nace un par de cuadras al noreste del deprimido. La actual administración, que heredó semejante chicharrón, anunció que espera poder entregar la obra el próximo 22 de marzo. Por lo menos ya se ve una luz al final del túnel. Perdón. Del deprimido.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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