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A veces me pregunto si mi manera de escribir y los temas que escojo hacen pensar que soy una persona aprovechada y oportunista, por aquello de la coyuntura. Lo cierto es que es imposible no opinar sobre los asuntos políticos que afectan directamente mi identidad sexual. Hoy, cuando el mundo recién se recompone de la posesión del multimillonario Donald Trump en el cargo más importante del mundo, varias reflexiones me hacen suspirar de angustia pero también de esperanza.
Su postura radical y conservadora sobre la diversidad sexual ha hecho mella justamente en la respuesta que ha tenido la comunidad internacional, con la eliminación de la agenda LGBTI de la página oficial de la Casa Blanca.
Muchas personas aterradas sugieren que el panorama social y los triunfos “LGBTunos” en pocos días quedarán borrados del territorio estadounidense. Entre el muro con México y las decisiones sobre el medio ambiente, debo reconocer que Trump es un político consecuente que está cumpliendo con lo que prometió en campaña y no le ha temblado la mano para hacer valer el programa de gobierno por el que fue elegido.
No es de aterrarnos que la historia le cobre a los EEUU, lo que el mítico líder británico Winston Churchill vaticinaba: cada pueblo tiene el gobierno que se merece.
Para los mexicanos -que para Trump, somos todos los que vivimos debajo de la frontera de los estados de Texas, “New México” (por aquello del idioma oficial de los EEUU), Arizona y California, que incluye los inmigrantes ilegales, “la gente decente”, las mujeres, los no nacidos en EEUU, las personas LGBTI, y cubanos, entre muchos otros- la situación comienza a volverse problemática. Lo cierto es que estamos a días de conocer los nuevos decretos presidenciales que pondrán fin a las ayudas estatales para inmigrantes cubanos, políticas de inmigración y la relación política con otros estados vecinos.
Pero bueno, ante este panorama, ¿qué sucederá con los logros alcanzados por las organizaciones, activistas y personas abiertamente LGBTI en Estados Unidos? ¿Cómo se verá reflejado esto en nuestro territorio? Aunque debo reconocer que no es tan fácil de analizar y prever qué pasará; lo cierto es que el mundo ha venido dando un “timonazo” a la derecha que influirá definitivamente en la posibilidad de tener gobiernos amigables a la diversidad sexual en algún tiempo.
No obstante, también este tipo de coyunturas plantean muchos retos para los movimientos sociales que no deben quedar impávidos, ni conformes con lo conseguido. La esperanza estará en creer, es el momento de enfilar baterías para responder, y de manera particular el movimiento social LGBTI, con las apuestas simbólicas, amorosas y creativas que nos ha caracterizado durante las últimas décadas. No podemos ver el árbol y perder la perspectiva del bosque: debemos estar más unidas y unidos que nunca, vivir nuestra identidad a plenitud, seguir luchando contra la homofobia, el hostigamiento y la injusticia social. Y si esto le parece muy idealista y utópico: ¡puede simplemente sentirse orgulloso y orgullosa de lo que es!
De mi parte, he decidido dentro de los propósitos de este 2017 ser más homosexual que de costumbre y viajar muchas veces a México. ¿Qué puedo perder?
Por: Juan Carlos Prieto García / @jackpriga