¡Sin vergüenza!

Esta semana Guillermo Rodríguez cuestiona lo que está pasando en las zonas de preconcentración de las Farc. ¿Qué nos espera con esta falta de control?

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Hacia el año 2012 el país se escandalizó por una de las fiestas más estrambóticas y quizás a la que más invitados llegaron; se trataba del matrimonio de una bella mujer paisa y un probable capo de la mafia colombiana, el cual se hizo célebre por la fiesta, el narco con el alias de «Fritanga». Este asunto de la fiesta desde luego se popularizó porque en medio del carnaval llegaron las autoridades a capturar al señor Fritanga, los “célebres” invitados, por un momento, creyeron que la captura hacia parte del show, la cual fue noticia mundial, tanto por la fiesta como también por los invitados que asistieron, a los que se les cuestionó la conducta durante semanas enteras en los medios de comunicación.

Lamentablemente algo muy parecido sucedió en 2014, pero esta vez no en la Isla Múcura o en San Bernardo, sino en esta ocasión en la penitenciaría conocida como La Picota, en donde según información de dominio público y conocida en su momento por diversos medios abiertos, se estableció que en dicha penitenciaría se hacían unas “juergas” al mejor estilo de don ‘Fritanga’, esta vez también se escandalizo el país y los mismos medios que se ruborizaron con el bacanal de ‘Fritanga’ cuestionaron con vehemencia y acierto lo que sucedía en dicho penal, dado que los invitados eran nada más y nada menos que los internos de los pabellones de máxima seguridad de allí. 

En el primer caso era obvio el escándalo, pues se especuló e indicó que muchas figuras públicas habían asistido a la boda de un narcotraficante y que en medio del festín se realizó la captura de aquel que huía de las autoridades. En el segundo caso, mucho más obvio era el motivo de rubor, pues los supuestos o confesos artífices del cartel de la contratación, para acabar con las arcas de los bogotanos y de paso con la infraestructura de la ciudad, vivían de pachanga en pachanga, asunto que alertó a las autoridades y se comprometieron a redoblar los controles, pese a que la disculpa es que ese día que se dieron cuenta de la fiesta se celebraba el día de los presos.

Menciono los dos lamentables hechos como para contextualizar lo que viene sucediendo en las zonas de preconcentración de las Farc, en donde de manera reiterada y constante vienen saliendo a la palestra pública videos, fotos y todo lo relacionado a los festines, bailes, concursos, agasajos y todo tipo de bacanales que hacen los miembros de las Farc en preconcentración junto con los delegados de la ONU, asunto que llama la atención no solo porque genera total rechazo y repudio, sino porque los 400 delegados de la ONU para la verificación del cumplimiento de los compromisos de parte de las Farc deben estar desprovistos de cualquier ánimo de parcialidad, y dado lo que acontece se puede inferir que imparcialidad no hay, ¿qué nos espera? 

Si sigue sucediendo esto y se guarda silencio, no solo serán unos sinvergüenzas los delegados de la ONU, y desde luego sin rubor alguno las Farc, pero lo que no podemos hacer es callar frente a ello y pasar de agache sin vergüenza.

Por: Guillermo Rodríguez // @GuilloRodrig

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