¿Recuerdan cuando en el colegio nos enseñaron la propiedad conmutativa? Si ha pasado mucho tiempo, nunca te gustaron mucho las matemáticas o tu memoria ya es algo frágil, es esa propiedad que dice que el orden de los factores no altera el producto. Colombia vive actualmente el inicio del que puede ser un momento histórico con la firma de un acuerdo de paz que pone fin a una guerra de un poco más de medio siglo, pero es tan solo el inicio porque el compromiso de construir paz no se hace real con la firma de un papel, sino con todo lo que viene después.
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Seguramente si viéramos en noticias que en un país lejano al nuestro se va a firmar un acuerdo que pone fin a un conflicto de varias décadas y ha dejado incontables muertes de parte y parte, nos sentiríamos curiosos, emocionados y felices por un avance tan importante. Sin embargo, como no es fuera sino dentro, todo es malo, y muchos han querido centrar la discusión en las razones que sentaron a las partes a negociar y no en el resultado que potencialmente se puede crear.
Tal vez las partes estaban cansadas de luchar, tal vez la economía no resistía seguir financiando un pozo sin fondo que es la guerra, tal vez quienes han liderado el proceso quieren proyectar su imagen política o quieren ganar el reconocimiento internacional, o tal vez realmente tenían buena voluntad. Puede ser todas estas razones, alguna de ellas o incluso muchas más, pero sea cual sea el orden de los factores, el producto será la posibilidad de construir un presente con menos muertos resultado de la violencia y mayores oportunidades de desarrollo para crear un ambiente de paz.
Es normal que se generen descontentos, que existan muchas personas que no estén de acuerdo, que existan otros puntos de vista y diferencias en como se pueden percibir las cosas, pero criticar por criticar es solo estorbar. Si hay algo que no nos gusta, deberíamos dejar solo de hablar y criticar, para pasar a mostrar con el ejemplo aquello que creemos se puede mejorar, en vez de incitar discusiones que solo profundizan el odio y las diferencias.
Antes de cada proceso de decisiones electorales, invade a las personas un sentimiento fatalista extremo, ya que creen que si su oponente o el otro punto de vista gana, todo irá de mal en peor, sin embargo, al otro día todo seguirá igual. Lo que vive Colombia en este momento no cambiará nada y no significa nada si todos y cada uno de nosotros no tomamos parte activa en lo que pasa; para eso sirve realmente lo que está pasando, para eso sirve la paz, para darnos la oportunidad de empezar a mejorar.
Apoyes o no el acuerdo de paz es algo que no tiene tanta importancia como tu actitud ante la posibilidad de construir una nueva realidad, en la que podamos respetarnos más unos a otros, valorar la vida de quienes nos rodean, dejar la indiferencia ante la violencia, la delincuencia y la injusticia, y actuar de la manera en la que nos gustaría que nos trataran, de la manera en la que creemos deberían ser las cosas para con nuestro ejemplo (activo y positivo) mostrar que puede existir otra realidad.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.