Desmanes es poco. Las imágenes de televisión que vimos sobre las marchas por el Día del Trabajo producían pavor. Daban ganas no solo de no estar allí, sino de no tener trabajo.
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Porque cuando alguien ataca a un desconocido, a un semejante, con tal nivel de rabia como se vio en los noticieros, el problema no es con la Policía, contra el sistema o contra su empleador, es contra la vida, contra uno mismo. Pasa que cuando reaccionamos con violencia, o con dolor, no lo hacemos contra eso que nos lo produjo. Entonces, cuando unos manifestantes encapuchados se van con toda contra un grupo de agentes de la ley, no lo hacen porque odien al que está del otro lado, sino porque se sienten maltratados, trajinados, usados, explotados y relegados, por nombrar lo primero que se viene a la cabeza.
Alguna vez fui invitado por la Policía a conocer el trabajo que hacía el Esmad. Acepté la propuesta con algo de recelo porque todavía me duele un bolillazo que me dieron a los 12 años, en mi concepto injusto. Una vez allí, me pusieron la indumentaria propia del grupo, y protegido por apenas un escudo, recibí todo tipo de piedras, papas bomba y gases lacrimógenos, tal cual como si fuera uno de ellos. Sospecho que los que me sometieron al ejercicio lo hicieron como desquitándose también de todas la veces que los agredieron, pero lo más importante es que aprendí una lección que aún hoy intento aplicar: antes de juzgar hay que ponerse en los zapatos del otro.
Claramente, los que protestaron el domingo no se tomaron el trabajo de pensar en quién era el que estaba del otro lado, ni cayeron en cuenta de que, aunque estén en diferentes bandos, son hermanos y a la vez víctimas de unos dirigentes que los usan a su antojo. Hay mucho desempleo y subempleo en este país, y por otro lado, arriesgar la vida por un sueldo de policía vale muy poco la pena.
Pensando en lo que podía pasar, la Alcaldía de Bogotá decretó ley seca desde el sábado 30 de abril hasta el lunes 2 de mayo a las seis de la tarde, pero apenas en 10 localidades de la ciudad, las que en teoría representaban más riesgo para la seguridad de los ciudadanos. Y si esto pasó estando la gente sobria, ¿qué tal que hubiera estado borracha?
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.