En estos tiempos en los que el metro cúbico de cemento es la unidad básica de medida del progreso de las ciudades colombianas da gusto encontrarse con esfuerzos como el que hizo la anterior administración de Bogotá para recuperar el parque del barrio Palermo, en la localidad de Teusaquillo. En la endiablada nomenclatura de esas calles semicirculares y diagonales que diseñó el urbanista Karl Brunner en los años treinta, eso viene siendo hoy entre las transversales 16A y 17, y la calle 45F y la diagonal 46A. Es un parque que ocupa dos manzanas y está atravesado por la diagonal 46, una calle con separador. Donde está erigido un busto del coronel irlandés Daniel O’Leary, miembro de la Legión Británica que ayudó a Bolívar en las guerras de independencia.
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En realidad, antes de la remodelación el parque ya tenía su gracia. Cuenta con bastantes árboles de alto porte, juegos mecánicos para niños y un vecindario de gran calidad arquitectónica, si se exceptúa un par de edificios que rompieron la armonía del sector. Era el típico parque bogotano que se mantiene más o menos bien, con el pasto medio descuidado, pocas plantas con flores, bancas en regular estado…
Pero ahora la situación ha mejorado bastante. Cuenta con nuevas y cuidadas jardineras. A O’Leary le pegaron una muy buena pulida y lo rodearon de plantas y flores. Pero eso no es todo. El principal atractivo del parque es ahora una hermosa réplica en cerámica del cuadro Guernika, de Picasso, realizado por los artistas españoles Enrique Hernán Arenzana y Violeta Betolaza Román, quienes elaboraron un mural a tamaño real en cerámica. El parque también recuperó su nombre original, que había recibido en 1945, cuando el acuerdo 51 de aquel año determinó, en sus artículos 4 y 5, que el parque situado entre las carreras 16B y 17 y las diagonales 46 y 47, del Barrio de Palermo de esta ciudad, llevaría ese nombre y que en él se colocaría una plancha con la siguiente inscripción: “El Concejo de Bogotá dio a este parque el nombre de Guernika como un homenaje a la heroica ciudad, símbolo de la democracia vasca”.
Los miembros del Centro Vasco de aquella época donaron un monolito y una placa una placa en bronce titulada Guernika, que desaparecieron vaya uno a saber cómo, al igual lo hizo el nombre en la memoria de la gente, que durante varias décadas lo llamó Parque de Palermo.
Ya en el pasado daba gusto caminar por allí y descansar un rato bajo la sombra de sus árboles. Ahora, con su aspecto remozado y su flamante mural, el Parque Guernika es un referente de la localidad de Teusaquillo, donde se le rinde homenaje a Picasso y se invita a reflexionar sobre los horrores de la guerra y la necesidad de que en Bogotá y en Colombia aprendamos por las buenas a convivir en paz.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.