Opinión

El regalo perfecto

Por: Camila Chaín / @camilachain

Siempre me ha gustado ser muy detallista, es más, prefiero dar que recibir. Siento mucha más satisfacción cuando entrego, cuando veo alegría, sorpresa y mucha emoción en el rostro de quien recibe, por eso amo los cumpleaños, en especial los de mis personas favoritas, porque me imagino todo lo que podría hacer para que tengan un día perfecto y suelo planear sorpresas y detalles llenos de afecto.

Esta vez le tocó el turno a mi único sobrino, Tomás. Cumple cinco y como cualquier niño de esa edad, quiso fiesta decorada con su dibujo animado favorito “del momento”: los Minions. Toda la familia ha hecho hasta lo imposible por cumplir su sueño y ya está todo listo para mañana, pero me faltaba algo importante: el regalo.

Con respecto a este tema, entiendo perfectamente que no hay mejor regalo que mi amor incondicional, pero eso no lo entienden los niños, ellos quieren juguetes, leyeron bien, juguetes, no camisetas, pantalones y mucho menos ropa interior.

Creo que siempre cometemos el mismo error, por eso, cuando finaliza la fiesta y todos los adultos queremos que se abran los regalos, vemos cómo nuestro pequeño va dejando a un lado lo que considera “sin importancia alguna” para él y en ese grupo de papeles y cajas con ropita bien doblada, quedamos nosotros y la buena intención.

Pero, ¿qué juguete querrá Tomás?, es mi pregunta. Ir a una juguetería me genera mucha confusión, no solo por no saber qué comprar, sino porque al final es probable que termine llevando algo para mí. Hice un recorrido por toda la ciudad, el tiempo se me estaba agotando, hasta que, en el lugar menos pensado, encontré lo que no estaba buscando, sí, lo que no estaba buscando.

Fui por casualidad al aeropuerto a esperar a alguien, mientras el avión aterrizaba me acerqué a uno de estos sitios pequeños en los que venden chicles, chocolates y empanadas y vi hacia una vitrina que estaba arriba, casi imperceptible. Ahí había un minion de peluche, disfrazado de hombre araña (el superhéroe preferido de mi sobrino), nada podría ser mejor hasta que la persona que me atendió me dijo que bailaba y cantaba, jajaja.

Yo no creía que tanta belleza fuera verdad. Lo compré y sé que lo amará, además aprendí que muchas veces las cosas no están donde las buscamos, sino donde tienen que estar y que todo llega en el momento preciso.

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