Opinión

Tatuaje

Por: Sergio Rubiano

Hace algo menos de un mes el Instituto Caro y Cuervo estuvo promoviendo una campaña en la que invitaba a las personas que tuvieran tatuajes con errores ortográficos a que los arreglaran con un experto tatuador. La novedosa idea, además de corregir errores de carácter estético, buscaba despertar en las personas una suerte de ‘vergüenza ortográfica’, pues al saber que cargaban con un gazapo marcado en la piel lo mínimo que podían hacer era enmendarlo y conocer cuál es la correcta escritura de la palabra y su uso.

Esta campaña es un buen ejemplo para darse cuenta de la importancia de la ortografía y la gramática en nuestra vida cotidiana; por lo menos se puede evitar ser el blanco de las burlas de los demás si ven su mensaje tatuado con erratas, por eso son importantes las clases de español en el colegio y tomarse la molestia de leer un poquito, y por supuesto mirar una y otra vez lo que se va a mandar poner en la piel de por vida, por lo menos hasta que se inventen un ‘corrector de tatuajes’ que no duela tanto y no sea tan costoso como el láser.

La verdad desconozco cuántas personas fueron o han ido a corregir sus tatuajes, pero valoro que el Instituto Caro y Cuervo se haya tomado la molestia de hacer esta invitación a valorar la ortografía y llegar a las nuevas generaciones, que poco a poco la han desechado, para que aprendan y valoren la importancia de la palabra bien escrita, ya sea en un papel, en una publicación, en un trino o en un tatuaje.

Además es bueno tener en cuenta que si un tatuaje es para toda la vida (en la mayoría de los casos, como se dijo anteriormente), el conocimiento de la ortografía ha de tener el mismo trato, esta debe ser perenne para poder ser grabada en la piel y permanecer en nuestra mente.

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