Opinión

Un Polo muy democrático

Por: Eduardo Arias @Ariasvilla Escritor y periodista

Una característica de Bogotá es que algunos de sus barrios conservan el nombre de la institución (por llamarlo de alguna manera) que allí operaba. Por eso hay barrios con nombres de viejas haciendas (El Chicó, Meissen, Santa Bárbara, Santa Ana), barrios con nombre de hipódromo (La Magdalena), y también barrios con nombres de clubes sociales, como el Antiguo Country y el Polo Club, o El Polo, como se le conoce hoy día, y por el que vale la pena pegarse de vez en cuando una caminada.

No queda ninguna huella de su pasado aristocrático, de sus caballos ni de sus bochas. Pero sí está casi intacto el legado de una época en que en Bogotá se construían barrios amables y humanos con viviendas de altísima calidad para las clases medias. Aún conserva en gran medida los atributos originales, propios de una época en que la cuadra y el parque eran los sitios de encuentro por excelencia. El Polo Club se construyó entre 1958 y 1959 como uno de los tantos proyectos del ya desaparecido Banco Central Hipotecario, entidad a la que los bogotanos deberíamos rendirle homenaje día de por medio por todas las buenas cosas (y casas y edificios) que financió y construyó.

Visto desde el aire, el Polo es un triángulo enmarcado por la Autopista Norte, la calle 80 y la llamada Avenida “NQS” (¿homenaje profético a Nairo Quintana Superstar?) y se mueve alrededor de la carrera 24, una vía de doble calzada que lo atraviesa de sur a norte y une la calle 80 con la NQS. Originalmente contaba con 206 viviendas unifamilares de dos tipos, que se conservan casi en su totalidad. Las de dos pisos y terraza, diseñadas por Arturo Robledo, Hans Drews y Dicken Castro, y las de dos pisos con entrada por el garaje, creación de la firma de los arquitectos Santiago Ricaurte, Manuel Carrizosa y José Prieto.

Es de anotar que la idea original era que en las casas de dos pisos y terraza las familias construyeran un tercer piso que ocupara la mitad del espacio de la terraza. Sin embargo, pocos acataron la recomendación y desde hace mucho tiempo esas casas lucen orgullosas sus tres pisos completos.

Además de las casas, en zonas adyacentes a las tres vías arterias que lo delimitan se han construido algunos edificios, entre ellos el muy famoso Conjunto Residencial El Polo, que data de 1959, diseñado por Guillermo Bermúdez y Rogelio Salmona.
El Polo es uno de esos barrios bogotanos que se destacan por su austeridad y su calidez. Un barrio rodeado por el tropel del tráfico bogotano donde aún se respira paz, en gran parte gracias a sus espacios colectivos, tales como las plazoletas interiores destinadas a zonas verdes, recreación y estacionamiento, así como sus calles peatonales y parques. Polo Club, un nombre muy exclusivo para un barrio más que todo democrático.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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