Opinión

Dignidad política de las mujeres

Por: Mar Candela, ideóloga Feminismo Artesanal.

Hace apenas un par de años una mujer defendió en los medios de comunicación al Bolillo Gómez del señalamiento en masa que sufrió al protagonizar un escándalo por golpear a una mujer, nunca defenderé lo indefendible y ella tiene claro que pienso que se equivocó al decir lo que dijo.

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Esa misma mujer, protagonizaba los principales titulares de prensa al ser una fuerte representante de las huestes del Uribismo en el país. Esta misma mujer hoy traicionada por quien fuera su patriarca político se ha ido de frente en contra de Álvaro Uribe y el partido del que es cabeza visible y ha confrontado su falta de seriedad política.

Esa gran mujer que después de ser humillada y tratada como plato de segunda mesa, por el naciente Centro Democrático al que le apostó todo su capital político, económico y además su confianza, decide no venderse a otros partidos, “al mejor postor” a expensas de un aval que le permitiera jugársela en la contienda electoral de Octubre por la Gobernación de Antioquia; escenario donde no pocas encuestas, la daban por seguro como ganadora. Coherente a su determinación de no dejarse ningunear decide emprender un proceso político apartidista con miras a convertirse en un nuevo partido, de ser así sería el primer partido político en Colombia fundado por una mujer. Debo decir abiertamente me quito el sombrero.

Debo decir que se necesitan ovarios de acero para confrontar a Álvaro Uribe públicamente, sin temor ni temblor. No solo me gusta el ejercicio, me emociona. Ella con la gallardía y dignidad con la que se asocia apenas se le conoce, no se quedó callada frente al maltrato político pero tampoco rogo por el cumplimiento de su palabra. Yo aplaudo en pie, su valentía al defender su dignidad política y admiro su determinación de no dejarse violentar por el hecho de ser mujer, de no permitir que la ninguneen.

Como feminista que milita a favor de una vida sin miedo para todas las mujeres, y todas son todas, Incluyendo las que no me caen bien, confronté personalmente y en público delante de miles de seguidores de esta mujer, el infortunado discurso en el caso del Bolillo Gómez y a pesar de que me resulta incómodo traer este tema a colación como antesala al eje central de esta columna porque quisiera de todo corazón que después de varios años ya no siguieran atacándole por haber dicho lo que piensa, es de vital importancia, porque querámoslo o no, nada de lo que dijo en aquel momento es distinto de lo que pensaría cualquier hombre o mujer promedio en un país como el nuestro en el que la cultura patriarcal es el modus vivendi.

Ella como cualquiera, esta en su derecho a no estar de acuerdo con nosotras las detractoras de ese discurso y no es su obligación retractarse si no lo considera, pienso que si ella fuera una política más como tantas y tantos que conozco hubiera ofrecido disculpas protocolarias y se habría retractado para quitarse este dolor de cabeza que vive cada vez que alguien le tira a la cara eso de que es “defensora de golpeadores”, sin embargo, este suceso se convierte en columna vertebral del tema que nos concierne en este momento por una sencilla razón, muestra a esa mujer aguerrida que no se amilana y que de manera frentera, dice lo que piensa y siente, aun cuando sus postulados no tengan grandes seguidores.

La conocí como la mayoría, en torno a ese desafortunado tema, de manera personal debo decir que es una mujer conservadora, tradicionalista, católica y opositora de los ideales políticos de izquierda; que no me identifico ideológicamente en la mayoría de sus postulados pero no por eso soy ciega a su humanidad.

Me dolió ese puñal en la espalda, como si fuera yo su blanco, como a muchos o quizás en este país de valores y antivalores trocados, como a pocos; lo que le sucedió a Liliana Rendón hace apenas algunos días, no tiene otro nombre distinto a canallada. Claramente se trató de aniquilarla políticamente, es evidente que Uribe Vélez y su colectividad, querían sacarla del ruedo negándole cualquier oportunidad de participación y por eso esperaron hasta el último minuto para negarle el Aval, aun cuando era un secreto a sotto voce que ella era el alfil del Uribismo en Antioquia.

Se hizo famosa a nivel país por sus infortunados comentarios pero nadie habla de su trabajo real con las mujeres campesinas, mujeres cabeza de hogar, mujeres con discapacidad y con niñas. Conociendo de cerca algunas de las mujeres que la siguen quede perpleja al ver que la “defensora de un golpeador”, la “anti feminista” tiene un trabajo de base con las mujeres y cuenta con el cariño, respeto y credibilidad de muchas. No conozco muchas feministas famosas en el país con trabajo de base.

No soy partidista porque creo firmemente que las mujeres en Colombia somos solo una simple cuota a llenar o requisito a cumplir, que somos el parapeto político de los hombres en el poder. Estoy convencida que para los partidos políticos las mujeres no somos más que una estrategia ya que por medio de nosotras acrecientan su caudal político .Tengo la certeza que mientras las mujeres no seamos el cincuenta por ciento en todo cuerpo colegiado no es mucho lo que va a cambiar en la realidad política de las mujeres.

Desde que ganamos el derecho al voto, nosotras no hemos sido otra cosa que fichas de ajedrez en el tablero político del país, no obstante, es indiscutible que las mujeres debemos seguir luchando por nuestros derechos políticos hasta que llegue el gran día que hombres y mujeres estemos en igualdad de condiciones.

En años he conocido mujeres de partidos de izquierda y de derecha sometidas a cuanto capricho político le han impuesto para su carrera, y para casi todas su mentor es un hombre, y son ellos quienes deciden realmente que temas deben o no deben abanderar ellas en su campaña, incluyendo mujeres que siendo abanderadas de los derechos humanos de las mujeres deciden callar frente a los atropellos que viven a diario dentro de su partido solo por ser mujeres. Y se callan para no perder el poco poder ganado.

Esta vez, este papel de mujer sumisa, no lo jugo Liliana; Uribe después de pasearse junto a ella por todo el departamento de Antioquia y abanderarla de la candidatura a última hora le quito el respaldo del partido argumentando que ella no está lista para la gobernación. Vean ustedes el cinismo tan grande de este señor ¿De verdad nos quiere convencer que esa es la razón de su falta de seriedad política? ¿Porque si esa era su opinión profesional sobre esta mujer la llamó a que lo siguiera ofreciéndole la candidatura a la gobernación? ¿Por qué la abanderó de la campaña y la desechó después? ¿De verdad nos va a convencer que se dio cuenta de eso en último minuto?

Evidentemente se trata de un caso de utilitarismo político. Uno de los tantos casos donde la mujer en el partido es un elemento desechable. El Centro democrático usó a Liliana Rendón solo para fortalecer al partido con el capital político de ella y la quisieron aniquilar políticamente por decidir defender su dignidad. Y como no es de sorprender el coro de machos no se hizo esperar por ahí, replicaron que en Antioquia no hay una sola mujer capacitada para ese cargo.

A mí la ética feminista me dicta que aun cuando ella no sea la candidata de muchas de nosotras nuestro deber es resaltar que ha sido la primera Colombiana que quizás sin proponérselo ha hecho pública la defensa de la dignidad política de las mujeres y ha hecho mediático que el derecho a la participación femenina en los partidos está siendo manoseado y manipulado a conveniencia de la clase política dirigente. Todas las mujeres tenemos derecho al error, a no estar de acuerdo, a ser más del color político que un día elegimos, pero sobre todas las cosas tenemos derecho a vivir sin miedo.

Mientras que Liliana Rendón sea una mujer sin miedo que lucha justamente aun con sus luces y sombras mi deber ético es acompañar su causa y estaré de su lado, defendiendo los escenarios que como mujeres líderes, hemos ganado a pulso.

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