Opinión

Pretensiones

Por: Sergio Rubiano

Carteles, campañas, exposiciones, desfiles, marchas, lanzamientos y una gran variedad de productos y eventos, entre otros, se la ‘juegan’ por ‘reinventar y redefinir’ conceptos para establecer un parámetro ante los demás (y la competencia).

¿Pero bajo qué precio?, ¿el de pasar por encima del español básico y algunas de sus normas?

Siguiendo la línea del egregio columnista Andrés Ospina en relación con su último texto, en el que critica el bilingüismo forzado e innecesario (ver ‘Falsos bilingüismos’), me uno a su invitación a continuar empleando palabras que aún existen y no necesitan ser sustituidas por extranjerismos o barbarismos para mostrar una imagen más sofisticada e innovadora.

Considero más loable construir o dar origen a una idea basada en las normas establecidas de nuestro lenguaje (que son muchas y se pueden aprovechar de diversas maneras) en lugar de hacer una abominación “porque sí”, “porque es bonito” o “porque es un juego de palabras preciso y oportuno”.

No hay necesidad de un “ay vamos”, un “aluSInante” (tal cual), una “refrescancia”, un “protege!! Tú patrimonio”, un “vé!”, un “no mas terrorismo Colombiano” y un sinfín de agresiones al español y a los ojos de público consumidor, asistente, testigo o lector. Guste o no, una tilde, una coma, una ‘c’, ‘s’, ‘z’, una minúscula o mayúscula (además de otras reglas y fundamentos) en el lugar correcto son más que necesarias, por eso tienen su origen y función.

Hay que aclarar que este no es un ataque al trabajo de quienes se esfuerzan por crear productos de nuestro diario uso o que nos causan admiración, pero no hay excusa de menospreciar al español y su ortografía, pues no tienen por qué ser lo de menos; todo lo contrario, deben ser la herramienta principal para persuadir, atraer y hacer pensar. Por el afán que tienen muchos de ser innovadores y querer dar un paso adelante, lo que hacen es dar dos hacia atrás.

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