De un tiempo para acá parece estar muy de moda ejercitarse, fortalecer el cuerpo y, con todo esto, hacer diferentes tipos de dietas, entendiendo que debe existir un balance entre lo interno y externo, lo cual es bastante bueno ya que definitivamente este tipo de cambios conducen a una mejora sustancial en la calidad de vida, obvio, llevado a cabo con conocimiento de causa y límites que no conduzcan a comportamientos obsesivos de quienes asumen estos estilos de vida.
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Pero, con todo esto, me causa mucha curiosidad que muchas personas buscan cuidar su estado físico y su salud entendiendo aquel balance que mencioné, pero se quedan en lo más superficial del tema e ignoran que el balance más importante está centrado en lo que sentimos y cómo lo canalizamos, para que esto se refleje en nuestro exterior y permita generar verdaderos cambios. Por eso me quise dar a la tarea de pensar en una dieta que sirviera para poder poner en forma nuestras emociones y permita que vivamos verdaderamente mejor. Vale aclarar que la he practicado y compartido con algunas de las personas que toman sesiones de Koaching conmigo y los resultados son bastante buenos.
Para empezar el día de la mejor manera con algo que realmente nos nutra y nos llene de energía, es clave empezar con una buena dosis de gratitud. Cuando nos acostumbramos a agradecer empezamos a valorar aun más todo lo que recibimos y lo que llega a nuestra vida, sea bueno o mejor, ya que agradecer nos ayuda a entender que todo (sí, ¡todo!) es para bien.
El mayor problema que se busca combatir con una dieta es cómo nos afecta lo que entra a nuestro sistema; para esto, alejarnos de las personas que solo vienen con habladurías y chismes es clave, así como de aquellos que solo tienen quejas o quieren cargarte de odios y rencor. Perdonar y pedir perdón es clave a la hora de perder peso, dejar lo que pasó en el pasado y entregarnos al presente permitirá que podamos vivir mejor.
Y si el problema es controlar lo que entra a nuestro sistema, dejar de esperar recibir y empezar a dar es clave: la bondad, calidez y generosidad siempre suma. Todo lo que nos hace feliz nos permite vivir mejor, aquello que nos quita tranquilidad y nos llena de estrés no es natural para nosotros y no debe tener espacio en nuestra vida.
El día debe terminar como empezó, con una gran dosis de gratitud para poner en una balanza todo lo que vivimos y darle, en su justa medida, la importancia que se merece cada emoción y situación, sin quedarnos enfrascados en esos círculos viciosos que nos impiden avanzar.
Y algo que nunca sobra y siempre desintoxica es tratar de controlar el ego, dejar de lado ese afán por alimentar nuestra vanidad y reconocimiento con lo que hacemos y mejor enfocarnos en hacerlo cada vez mejor, y claro, tragarnos nuestro orgullo cuando sea necesario no engorda y por el contrario engrandece el alma.
Una mejor vida no empieza cada año nuevo, luego de un cumpleaños o después de un ritual mágico, una mejor vida empieza con una decisión de cambio, y eso es algo que solo puedes hacer tú: ¿estás listo(a)?
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.