El análisis deportivo no es lo mío, para eso les recomiendo columnistas como Nicolás Samper (@UdsNoExisten), sin embargo viendo el ambiente que generan los partidos de la selección, y también dando una miradita a cómo fue esta primera fase de la Copa América, hay algunos puntos que me gustaría resaltar.
Para quienes no son muy futboleros (como yo, lo admito) permitan que describa el contexto: en la Copa América 2015 acaba de finalizar la primera ronda y Colombia, que llegó como favorito, pasó a la segunda ronda por un empujoncito que la selección de Brasil le dio (o tal vez le devolvió, según como se quiera ver) anotando apenas un miserable gol y dejando claro que no tienen nada claro.
1. Cuando falla el talento o la creatividad, la disciplina salva
Puede ser por agotamiento o porque mentalmente una persona se encuentra tan distraída que pierde foco y empieza a pensar que los astros están en su contra o que pasa por un mal momento, pero la verdad es que muchas veces la falta de disciplina (física y/o mental) es la más grave deficiencia que puede tener una persona si su interés es tener éxito en la vida.
Esa falta de disciplina tiene una relación directa con el rendimiento porque ataca uno de los activos más importantes de cualquier persona: su confianza en ella misma. Si crees que puedes, puedes; si no, también tienes razón; al final, quien duda pierde.
2. (Además) Pierde quien se rinde
Nada se acaba hasta que se acaba, e incluso en el fútbol hay tiempo extra. No importa cómo empiezan las historias, ya que aquel que está comprometido con sus objetivos siempre puede decidir cómo van a terminar. Y aquí no tiene nada que ver quién es el rival o qué tan ambicioso puede ser el objetivo, lo importante es creer que podemos, y disfrutar el proceso de lograrlo para que esa pasión se pueda ver reflejada en resultados. No se puede entrar derrotado a la cancha desde que se canta el himno nacional, como claramente lo estaba una de las figuras estrellas de Colombia, y menos pensar que aunque se acabó el partido se puede actuar sin consecuencias, como le pasó a Neymar.
3. Hay que levantar la mirada
Las oportunidades no se pierden, las aprovechan otros (y en el caso del fútbol, las convierten en gol), y para quien sabe apreciarlas hay cientos de esas oportunidades en cada instante de la vida, pero muchas veces no levantamos la mirada por enfocarnos en el medio y no en el fin (o siguiendo con el tema del fútbol, por pensar en el balón y no en el pase), perdemos el horizonte completo de posibilidades que tenemos frente a nosotros. Las oportunidades siempre están allí, esperando que las descubramos y las aprovechemos, basta con saber mirar.
4. Siempre será ser mejor primero que tercero
Colombia clasificó de milagro, muchos pueden decir que “al que le van a dar le guardan”, que eso fue “justicia divina porque era gol de Yepes” o simplemente que la matemática favoreció a la Selección en esta oportunidad. Pero la verdad es que acostumbrarse a esperar “a ver qué pasa” o resignarse a dar el mínimo esfuerzo para depender de otros es una costumbre tremendamente nociva, que en palabras claras no es otra cosa que mediocridad. Cada día es una oportunidad única y en cada día, en todo lo que hacemos (nos guste mucho o no), debemos dar siempre el máximo, no para otros, sino para nosotros mismos. Somos nuestro rival más grande, y también guardamos nuestra victoria más importante.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.
