El equipo más de malas del mundo

Por: Nicolás Samper C. / @udsnoexisten

No conozco gente que siga con tanta pasión a un club que esté tan cerca siempre de la desgracia, como el hincha del Torino.

En Turín tiene la fama de ser el equipo con más hinchas, a pesar de que Juventus es el que tiene más títulos. De hecho, en la década del cuarenta Juventus contaba con seis títulos de liga y Torino con uno solo, pero apareció la mejor escuadra que iba a ser capaz de cambiar esa historia de inferioridad frente al rival de patio: en la temporada 42/43 el Torino ganó otro título y para la temporada 43/44 iba por su tercera consagración. En la tabla superaba a todos los clubes con suficiencia, pero esa superioridad no fue capaz de ganarle a las circunstancias. El torneo italiano se tuvo que cancelar por culpa de la Segunda Guerra Mundial. Fueron dos años en los que sus cracks terminaron inactivos e inmóviles por cuenta de un conflicto del que no querían hacer parte.

Para la campaña 45/46 todavía sus talentos estaban en forma y ganaron cuatro campeonatos de forma consecutiva. Juventus, atemorizado, miraba con pánico cómo su hegemonía podía desaparecer, pero el 4 de mayo de 1949 el sueño del Torino terminó estrellándose en la catedral de Superga. El avión en el que viajaban de regreso a Turín, tras disputar un amistoso ante Benfica, se estrelló, muriendo allí su generación más brillante.

Desde ahí el Torino se desinfló y empezó a transitar un camino de quiebras, descensos, puestos modestos y sufrimientos hasta que, procedente del Genoa, a finales de los sesenta, llega a la institución Gigi Meroni, un monstruo del fútbol que les devolvió la seguridad en sí mismos.

Meroni, un wing habilidoso y pendenciero, capaz de salir a la calle llevando con un collar a una gallina como mascota, iba a ser el elegido para regresarle al equipo su grandeza.

Todo iba de maravilla hasta el 15 de octubre del 67. Meroni acaba de dar una exhibición de fútbol en el estadio Comunale: Torino derrotaba 4-2 a Sampdoria y el sueño de comienzo de temporada parecía que iba a concluir en un título liguero hasta que un Fiat 124 se interpone ante tanta magia. Meroni es atropellado, saliendo del estadio, por Attilio Romero, hincha del Torino y que llevaba dentro del auto una foto de Meroni. Era su máximo ídolo. Justo él lo mató. Y justo Romero, años después, termina siendo presidente del Torino.

Ya sus hinchas no esperan nada (no ganan un campeonato desde la campaña 75/76). La vida los ha golpeado lo suficiente como para no reírse de sus desgracias. Por eso tanta alegría el domingo, cuando derrotaron a Juventus 2-1 en el clásico con –para seguir con las paradojas– un gol de Fabio Quagliarella, ex-Juve que tuvo que contener su grito de gol, tal vez el más importante del Torino en estos últimos años, por respeto a su antiguo equipo.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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