Maxi

Por: Nicolás Samper C. / @udsnoexisten

No sé si es una cosa mía, pero como que siempre trato de condolerme con el pobre Maxi. Es que, a pesar de ganar billete en cantidades industriales y de que se dedica a jugar fútbol –asunto que, en teoría, tendría que hacerlo ser más feliz que lo que dicta el promedio–, siento que su vida a veces es capaz de hacerlo el tipo más desgraciado del mundo. Tranquilidad es lo único que nunca ha podido comprar.

López emergió en River Plate y decían en su momento que era uno de sus grandes talentos en divisiones inferiores. Que desde la aparición de Claudio Caniggia no hubo en River un juvenil rubio con tanta proyección y así llegó a primera división hace más de una década. Estuvo claro que mucho no se parecía a Caniggia, claro, en términos futbolísticos. ‘Cani’ era un segundo delantero veloz, que abría espacios. Maxi era un 9 sin tanta técnica pero la metía.

Ahí con goles disimulaba sus falencias y huía de las comparaciones. Pero en el 2004 le tocó vivir su primer contraste doloroso: el único penal que no podía desperdiciar en la vida, lo terminó fallando. Fue en la definición entre Boca y River por semifinales de la Libertadores. Su remate fue el último de la serie y pocos lo olvidaron.

Se fue a Barcelona en una movida más que extraña porque era llamativo que un jugador normal fuera a dar en medio de monstruos futbolísticos. Y se notó claramente que ese no era su lugar en el mundo. La gente se burlaba de él y veían que la leche ahogaba su figura de mosca. Solamente una vez pudo destacarse: fue con aquel golazo ante Chelsea en octavos de Champions League.

Ya el globo bajó y todo empezó a normalizarse en cuanto a expectativas: jugó en Rusia, para el Moscú FC, no sin antes pasar por el Mallorca sin gran suceso y en otra gran cantidad de clubes sin aspiraciones. Se ajustaba más al panorama de sobreventa que se quiso instalar en sus inicios.

Y contra todos los pronósticos finalmente sí terminó pareciéndose en algo a Claudio Caniggia porque ambos se casaron con mujeres mediáticas e insoportables. López con Wanda Nara, modelo, botinera y encantada de romper capós de Porsches por su torpeza al conducir, o de gastar
miles de dólares en zapatos… igual Maxi pagaba. No es de extrañarse que ante semejantes comportamientos de la mujer, Diego Forlán, novio de Zaira Nara, hermana de Wanda, huyera despavorido cuando le insinuaron matrimonio: no iba a ser tan tonto como Maxi. Al uruguayo el tiempo le dio la razón: Maxi sí se sometió a eso: al gasto desmedido, a los excesos, a dejar que Mauro Icardi, supuesto amigo, le birlara la mujer y que además el tipo se tomara atribuciones sobre la crianza de sus hijos…

Este domingo por fin Maxi dejó de ser el Lecompte de la película: su club, Torino, le ganó al Inter en el Giuseppe Meazza y el gol vino de un pase suyo de cabeza, en el que le ganó en marca a Icardi, el mismo que le sonsacó la mujer.

Sentí alegría por él, millonario en billetera, burlas y tribulaciones.

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.S.

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