Opinión

Otra por si acaso

Por: Camila Chaín. @camilachain/ Directora de Contenidos del Sistema W Radio Colombia y Mujeres W

La tecnología avanza rápidamente y casi que no logramos adaptarnos cuando llega la actualización y nos avisa que algo nuevo fue creado. Por eso no tengo que buscar mucho en el tiempo para encontrar el antes y el después de la fotografía.

A menos que sepamos del tema, no diferenciamos entre la análoga y la digital, sino entre “la cámara de rollo” y la que no lo tiene, jajaja. Lo cierto es que la diferencia es enorme y la nostalgia también. Lo digo porque en los noventa, cuando hice mis prácticas profesionales, cargaba con mi cámara al cuello y me paseaba por los pasillos de un reconocido periódico, buscando a un periodista que quisiera llevarme a tomar las fotos de su artículo (hoy en día la misma persona hace la entrevista, toma la foto, la sube a la web, etcétera).

Me sentaba largas horas a esperar hasta que salíamos a recorrer la ciudad y a captar con el lente la noticia, el consejo de los veteranos siempre fue: «No olvides disparar varias veces, por si se daña el negativo, el personaje cierra los ojos, hay desenfoque, o sobreexposición», así que yo hacía hasta cuatro tomas para asegurarme de que todo estuviera en orden.

Lo divertido y peligroso ocurría justo al volver al periódico para entregar el rollo al técnico encargado de revelarlo. Todos los fotógrafos esperábamos afuera como se espera en la puerta de un quirófano, a que nada saliera mal con ninguna toma importante. Caminábamos de un lado a otro comiéndonos las uñas, unos fumaban, otros se servían tintos, pero la espera siempre parecía interminable. De repente la puerta se abría y uno por uno pasábamos a la prueba final: saber si los negativos se velaron o si, por el contrario, todo estaba intacto. La cara del técnico lo decía todo, unas veces la suerte nos acompañaba, otras veces, no. Así, ser fotógrafa de un periódico era una aventura diaria que aún hoy, por alguna razón, extraño.

Pero los años pasaron y en 2014 ya tomamos fotos en nuestras supercámaras digitales, o teléfonos y tabletas, con superresolución y superaplicaciones de edición. Eso quiere decir que podemos, después de tomada la foto, revisar en el visor si quedó bien y listo, pero creo que todavía nos conservamos esa costumbre de antaño, porque a todas las personas que conozco les encanta obturar una y otra vez, seguido de la frase “es por si acaso”.

Me pregunto: ¿por si acaso qué? Jajaja, la imagen está ahí, la puedes ver, hacerle zoom, quitar ojos rojos, analizar el gesto de todos, la nitidez, los colores, la luz, ¿entonces? En realidad me divierte mucho, es más, los invito a revisar su celular y contar las fotos que repitieron sin necesidad, sin duda van a encontrar muchas, es más, sus amigos deben tener la misma tomada desde sus celulares, porque esa es otra cosa que hacemos para asegurar.

Feliz fin de semana

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