Opinión

México es la nueva tierra de leche y miel

LONDRES. Marc Vigil, una personalidad famosa de la televisión española, recientemente se trasladó a Ciudad de México por una razón muy sencilla: España es pasado, México es el futuro:
“En España todo es un problema. Aquí en México todo es posible. Hay más trabajo y la actitud que se desenvuelve aquí es que hay espíritu de lucha y creatividad”, explicó Vigil al International Herald Tribune. Pero él no está solo: Lesley Téllez, de California, también se mudó a México con la idea de buscar una mejor vida, mejores oportunidades y sencillamente para tener éxito: “Hay una energía aquí, una sensación de que todo puede suceder. Es difícil encontrar esto en Estados Unidos”, le comentó ella al periódico.

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Estadísticas recientes confirman la tendencia: ¡ahora hay más gente entrando a México que yéndose! Eso puede ser sorprendente, pero obviamente cierto: después de décadas de emigración, especialmente hacia Estados Unidos, la tendencia está cambiando. México se está convirtiendo en un país de inmigración, ya que gente de América del Norte, Asia, Europa y el resto de América Latina está buscando mejores oportunidades allá. Un millón de extranjeros ahora viven legalmente en México y hay un crecimiento superior al 10% cada año.

La revolución más grande ocurre entre Estados Unidos y México: durante los últimos cinco años una gran cantidad de mexicanos y estadounidenses con ascendencia mexicana se han trasladado del sur de la frontera que al revés. La tierra de leche y miel es ahora México, ya que literalmente miles de personas están pasando del norte al sur. El debate político en Estados Unidos no se comprende, porque Washington parece preocupado en cómo mantener a los mexicanos afuera, ¡mientras que el verdadero problema es lo contrario!

Han ocurrido varias cosas al mismo tiempo: en primer lugar, se ha incrementado la tasa de desarrollo económico. Hoy la economía mexicana (la cual parecía que se estaba frenando un poco) está avanzando a un ritmo más rápido que la de Estados Unidos y Brasil. En segundo lugar, el costo de la mano de obra está convirtiendo a México en un fuerte competidor incluso con China. Eso crea nuevos negocios y muchos puestos de trabajo. En tercer lugar, la mentalidad mexicana insular ha cambiado, debido en gran medida a los años de relaciones personales cada vez más estrechas con Estados Unidos. Como resultado, los nuevos inmigrantes se sienten mucho más bienvenidos que antes.

Ernesto Rodríguez Chávez, exdirector de Migración del Ministerio del Interior, le explicó al International Herald Tribune lo que está pasando: “México está cambiando, todos los números apuntan en esa dirección. Ha habido una apertura al mundo en todos los aspectos: cultural, social y económicamente”. Rodríguez tiene la razón, como lo prueba también cualquier visitante a ese gran país. En Ciudad de México, por ejemplo, uno ve constantemente ambas realidades tradicionales y extranjeras mezcladas entre sí.

Pero no todo es perfecto. Por supuesto que no. México aún enfrenta enormes problemas: su grado de desigualdad está entre los más altos del mundo desde Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, hasta el mendigo pobre de cada esquina. La guerra civil de facto entre los carteles de la droga y las autoridades aún se lleva a cabo bajo una crueldad increíble –más de 60.000 personas han sido asesinadas en los últimos años–. La corrupción que ahoga a muchas empresas, tanto pequeñas como grandes, está todavía en un nivel muy alto, incluso la tormenta mortal de la semana pasada ha expuesto la corrupción en el Gobierno.

Pero México ahora tiene su momento. Con el tiempo la inmigración tomará el lugar de la emigración y será la mejor receta para un crecimiento sostenible. Una creciente población en combinación con una economía en crecimiento es una poderosa mezcla. Pregúntenle a Estados Unidos, que ha basado su poderosa posición global en exactamente esa ecuación durante décadas. Ildefonso Guajardo Villarreal, ministro de Economía de México, le dijo al International Herald Tribune: “Tenemos que aprovechar el momento mexicano para hacer lo que se requiera: asegurarse de que el creciente interés beneficia a todos los mexicanos, no solo los recién llegados, los inversores y unos pocos privilegiados”. Exacto.

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