Adminículo del futuro

Por: Sylvana Gómez/ Presentadora @sylvanagomez

Hoy les voy a hablar de ese aparatico que vibra y la mayoría de las veces nos da placer, ese que muchos tenemos y no dejamos a un lado en esas noche de soledad. Con seguridad ya tengo su atención, no piense cosas que no son, usted también tiene uno. No haga caras, estoy hablando de un celular.

Me acuerdo de que el primer celular que tuve era grande, pesado y se le podía cambiar la carcasa (si usted que lee tiene menos de 25 años, con seguridad no sabe de qué le hablo, si es mayor se debe estar riendo).

Jugábamos culebrita. Sí, no existía nada parecido a Angry Birds o Candy Crush. El minuto era carísimo y casi todo el mundo tenía plan prepago. Sí, también de ahí viene el tan afamado término.

Llegó la linterna y, para qué, la tan llamada “flecha” nos arregló la vida muchas veces. Todavía, los teléfonos con video-llamada, chat gratis y fotos con buena resolución vivían en los Supersónicos.
Nuestras vidas se han limitado, hay que aceptarlo, a las redes sociales. Me atrevería a decir que todos tenemos un álter ego en ellas, vivimos de querer aparentar lo que no somos o mostrar todo lo que tenemos.

Hay un nuevo vocabulario gracias al internet y las redes sociales: tuitear, instagramear, googlear. Bienvenida la segunda década de este siglo XXI, ¿no se había dado cuenta de eso?

Más bien yo de usted revaloraba lo que ha leído el último año, cuántas fotos ha subido a Facebook, Twitter e Instagram (si tiene más redes como yo, tiene problemas de adicción hacia ellas; tranquilo, va a sobrevivir), y de vez en cuando tenga los pantalones de apagar ese aparatico maravilloso que tanto nos hace felices, respire y sonría, todo va a estar bien.

Por: Sylvana Gómez/ Presentadora @sylvanagomez

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