«Me pareces inevitable, para mí, como una memoria del futuro» canta Neil Tennant, mientras entro al café. Hoy Nueva York está soleada, lo que hace que quienes la recorran olviden que sólo unos días atrás una poderosa tormenta de nieve hizo que todos se encerraran en sus casas.
En la puerta me encuentro con el congresista Frank Underwood. Su fría mirada y gesto desafiante observan con arrogancia a los transeúntes. Tiene una de sus manos crispada en el brazo de su asiento. Los dedos están manchados de algo rojo y viscoso que, de no conocerlo, pensaría uno que es mermelada. Tal vez sea la sangre de alguno de sus adversarios, de la pantalla.
Underwood es plano, tal vez porque está impreso en un papel fijado en el respaldo de unos teléfonos públicos. Incluso su nombre es falso, pues la imagen corresponde a un hombre llamado Kevin Spacey, muy conocido por su actuación como asesino en serie en la cinta Seven, de David Fincher.
El afiche anuncia House of Cards, la más reciente producción para pantallas que reune a Spacey con Fincher, que fue hecha y sólamente puede verse por Netflix. Desde el primero de Febrero, los trece capítulos de esta serie están disponibles en cualquier parte del mundo donde exista el servicio.
En casa, en Bogotá, los devoramos en familia en cuestión de una semana. Por eso he seguido con interés el debate global que se ha generado pues lo que la empresa americana ha hecho es retar uno de los principios básicos de la televisión comercial: lanzó toda la temporada de una sola vez y sin ventanas territoriales. Desde ya estamos esperando la continuación, pues es un proyecto muy bien hecho y con una impecable actuación. El tiempo nos mostrará si estamos presenciando el nacimiento de una nueva forma de hacer y ver TV.
Me encuentro en Nueva York en una conferencia sobre el futuro de la industria editorial. Representantes del mundo entero asisten, así que en el almuerzo pregunté sus opiniones sobre la serie. Con algunos comentamos, muchos respondieron con un «todo el mundo me dice que tengo que verla», y unos pocos miraron desconcertados (claro, vienen de naciones donde no está Netflix).
El caso de España es particularmente divertido: como este país del segundo mundo no tiene el servicio, Canal+ adquirió los derechos y transmitirá desde el 21, por televisión, la serie. Absurdo. Matan la posibilidad de la innovación. Pero claro, de seguro será «pirateada» y justifique el uso de su «ley Sinde».
El debate sobre la calidad de House of Cards y su impacto se lo dejo a otros. La pregunta que me inquieta es ¿cuál será la primera producción colombiana lanzada de esta manera?
«Me pareces una memoria perfecta del futuro, recordándome cómo debe ser la vida», termina de cantar Chris Lowe, la otra mitad de los Pet Shop Boys. «Memory of the future», excelente canción comprada en iTunes Store el primero de enero, cuando todas las tiendas físicas estaban cerradas.
Por: Pablo Francisco Arrieta/ @xpectro/ Profesor universitario y televidente digital
