Fútbol Gerlein

Por Nicolás Samper C. @udsnoexisten

Las palabras de John Viáfara al finalizar el partido Equidad-Medellín fueron claras: “Nos faltó mucha ambición y fuimos un desastre en defensa”. Si alguien quiere una mayor dosis de autocrítica, es imposible. Tan mal juega Medellín que Equidad –un equipo al que desde esta humilde garita se le ha dado varilla por su estilo poco arriesgado– pareció el Ballet Bolshoi en el segundo tiempo, cuando se quitó de encima sus miedos y se dio cuenta de que podía ganar, y por amplio margen, a su rival.

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¿Por qué apostar a no ganar, a no llegar al arco contrario? ¿Cuál es la idea de esa extraña estrategia montada por el Medellín en los cuadrangulares? Aun así, el DIM puede ser campeón con esa consigna. Todavía está vivo y es cuestión de que le cuajen un par de resultados para volver a la pelea. Sencillo. Pero ¿Qué legado deja un conjunto que se para en el campo con esa actitud mezquina?

Contra Itagüí tuvo dos opciones de gol en su propia casa y el partido ameritó bostezos sin igual. Resultado: 0-0. Frente a Atlético Nacional fue todavía más huidizo. Es imposible recordar un clásico paisa más desaliñado que el del miércoles pasado. Probablemente quedó enmarcado entre los cinco peores juegos de fútbol que se hayan visto en el Atanasio Girardot. El Medellín termina ganando por un accidente, más que por méritos propios o justicia poética: Cristian Bonilla dejó un rebote corto y, a los empellones, Germán Ezequiel Cano la empujó a la red. Un gol feo que, paradójicamente, simboliza la estética actual del DIM.

Contra Equidad, la misma fórmula. Fue un fútbol que bien podría describir con tranquilidad el cavernícola Roberto Gerlein: estéril, asqueroso, que merece repudio. Los 45 minutos iniciales fue guardar el balón para transportarlo a cualquier lado del campo que no fuera el arco del adversario. ¿Para qué?

Medellín esta temporada trajo más de una docena de incorporaciones, la mayoría muy buenas: Germán Cano, Luis Núñez, Johnnier González, Leandro Castellanos, Jefferson Cuero, William Zapata, Amílcar Henríquez, Sebástian Hernández, Andrés Javier Mosquera, John Viáfara, Carlos Bejarano, Leiton Jiménez, Daniel Bocanegra, Diego Herner, Julián Guillermo… seguramente algún nombre más se me escapa pero con estos futbolistas algo mejor en la cancha se puede lograr. Hay talento suficiente como para aspirar a algo grande. No a enconcharse a ver qué pasa.

No es bronca: las cifras lo comprueban. De los ocho clasificados el Medellín es el club que menos goles consiguió. Hizo 41 en 39 partidos jugados de acuerdo a la reclasificación. Nacional marcó 52 en 39 partidos; Equidad, 59 tantos en 45 duelos; Itagüí, 54, también en 45 encuentros; Junior, 57 en 38 juegos; Pasto salió a la cancha en 46 oportunidades e hizo 55; Tolima, 64 durante 43 choques y Millonarios, 48 en 39 partidos.

Supongo que el sueño del Medellín es ser campeón, pero por ahora lo único que se puede afirmar es que el Medellín es el campeón para producir sueño.

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