[Columna de sexo] Porno Vs. Vida real

Sexo pirata, por Bárbara Morgan

El día en que un hombre descubre que las películas porno no se parecen en nada a la vida real, es como el día en el que descubre que el niño dios son sus papás. El problema es que hay unos que todavía siguen en la película y esperan regalos debajo del árbol.

Si usted es de los que cree que todas las mujeres tienen una garganta capaz de tragar sables, mejor vaya cayendo en la realidad, no sea que por sus deseos de recrear “Garganta profunda” su encuentro sexual termine abruptamente en una sucesión de violentas arcadas que, de paso, lo obliguen a una ridícula búsqueda de un balde en traje de Adán.

Y es que parece ser que los hombres que crecieron viendo porno se quedaron en la película en la que las mujeres les abren la puerta en bola a los señores de Telmex o en aquellas en que las excitadas damas siempre, sin importar el desempeño del macho en cuestión, llegan a un orgasmo.

No señores, lamento mucho contarles que la realidad una vez más dista de la ficción. No todas tenemos la flexibilidad de una contorsionista del Circo del Sol, así que si usted es de los que intenta subirle la pierna a su pareja hasta la cabeza, tenga en cuenta que gastará mucho dinero en parches León y en quiroprácticos, porque su acompañante pegará alaridos que no serán precisamente de placer.

Sea consciente, usted tampoco puede hacer las peripecias de un actor porno y probablemente tampoco tenga el “equipo”, entonces deje las exigencias y mejor juegue con lo que tiene al frente, procurando eso sí, no romper el juguete.

Por favor entienda que las películas pornográficas no son instructivas. Es más, lo más probable es que nada de lo vea ahí le vaya a servir en la vida real. Por ejemplo, interiorice que el sexo oral en las películas está diseñado para poder ser grabado, no para que la pareja sienta placer. El clítoris es un área muy sensible, no se puede simplemente agarrar a mover la punta de la lengua por ahí emulando un mapalé.  

Si quiere ser realmente un maestro en el arte, mejor acerque la boca, respire aire caliente, utilice la parte ancha de la lengua y haga círculos rítmicos con ella. Una mujer no es como un cajero, no se puede simplemente oprimir un botón para que salga un premio.

Y si además usted es de aquellos que se derrite con la idea de dos mujeres teniendo sexo, deje de leer, porque lo voy a bajar de la nube.

Caballeros, la imagen de dos mujeres tirando en tacones y con uñas de gata, no es real y mucho menos viable: un dedo dotado de tremenda garra es un arma cortopunzante que ninguna mujer va a acoger gustosa.

Y aprovecho la oportunidad para recordares que utilizar las manos como una herramienta en la faena, requiere de unas normas básicas de higiene que con frecuencia no se cumplen. Por eso la escena del plomero que pasa de arreglar el desagüe a tocar a la damisela (que obviamente aguarda deseosa en paños menores) no pasa, o al menos no debería. En cualquier caso, no olvide lo que le enseñó su mamá y lávese las manos antes de comer.

Todo esto para concluir que creer que las películas para adultos son aplicables a la vida es como pensar que usted es un maestro en karate por haber visto las películas de Jackie Chan.

Tags

Lo Último


Te recomendamos