El paseo de la vida

¿Y la felicidad? juan manuel correal ‘Papuchis’, @juanpapuchis

Si usted ríe, disfruta la vida, saluda con una sonrisa, cree que no todo es tan importante, ni tan urgente, goza con el silencio, juega a guerra de almohadas con sus hijos, sabe más de tres chistes y los cuenta, se burla de los demás con su pareja o en el cajón de su ropa interior una de estas trae una carita feliz… Usted puede decir que es feliz. No necesita éxito, dinero, estatus, reconocimiento o poder. Usted está siendo feliz, porque sí.

La vida es como un paseo de 80 años, y si la vemos así, debemos ponernos en actitud de paseo. Por ejemplo, preguntándonos a qué vamos cuando nos invitan a un paseo? A disfrutar verdad? A gozar, a divertirnos, a cantar, a reír y a bailar. Sacamos el sombrero, las gafas, el chingue, la ropa más cómoda y nos vamos con la expectativa de pasarla bien. Registramos fotos con el celular desde la primera hora, hasta la última y siempre quién la toma suelta la espontánea frase: pero ríanse carajo! Si esa es la actitud; Riámonos de la vida carajo!

Riamos de lo que nos pasa, de la caída en público, de la foto con el ojo apagado, del cheque que no salió y usted necesitaba con urgencia, de la cara de amargada de su jefa, de nuestra selección que no gana pero juega bien, de la respuesta de la reina, del dedo del pie encaramado en el otro, de la alharaca de Chavez, del turbante de Piedad, del clima, del Ideam, del chamán. 

A nosotros nos tocó el paseo en este bello país, y es hora de preguntarnos; Estamos gozándonos este paseo? Es hora de entender que la vida es como una carretera llena de paisajes hermosos y detalles tan simples como grandiosos que uno se pierde por el afán de llegar rápido. Rápido para qué? Nunca hay una razón que justifique nuestra prisa, tan solo la competencia contra el tiempo que nosotros mismos nos fijamos.

Sabemos a dónde vamos y lo que queremos? O somos lo que otros quieren que seamos. La expectativas de quien son nuestras obras, Es acaso el éxito un requisito para ser feliz? Donde o con quien está mi felicidad? Sabemos que es el ego, o que es Dios? Necesita constantemente la aprobación de la gente sobre sus actos? Ya identificó que lo tiene triste, deprimido, angustiado, enfermo? Siempre dice que tiene un problema para llamar la atención? Recuerda la última vez que se rió sin poder parar? Piensa que la risa es sólo para cuando nos hacen reír? Se está preguntando en este momento porqué no se había hecho esas preguntas?
 
Hace cuanto no tiene en sus manos un cuaderno?, suyo, no de sus hijos? Un cuaderno para escribir con su propia manos sus ideas, sus sueños, sus deseos, sus anhelos? Un cuaderno… No un blackberry, o un Iphone. Ya se dio cuenta que se está levantando a las 6.00 y saliendo sin desayunar de su casa para volver en la noche a veces sin almorzar, todo por estar trabajando para una empresa que no es suya?

Ya se preguntó si lo hace porque piensa que esa empresa le está haciendo el favor de darle trabajo? No se trata de decir realmente que ser empleado es lo contrario a ser feliz, precisamente, es un paso necesario en el aprendizaje.

Resumiendo y obedeciendo al objetivo, es cuestión solamente de compartir una experiencia de vida donde la prisa y el afán por alcanzar un éxito que podría ser infinito nos lleva a olvidarnos de lo simple y recordar que salir a caminar por las mañanas o ir a cine con nuestros hijos nos podría hacer más felices incluso que los ingresos, los aplausos o el reconocimiento que tanto le gustan a su peor enemigo, el ego. Ese que es traicionero y nos aleja de la simplicidad de la vida para adentrarnos en un mundo de información y creencias donde nos han condicionado a tener que triunfar, lograr el éxito, conseguir dinero y poder, ser mejor que los demás, brillar con la material, obtener un estatus social y vivir en estado de competencia.

Porqué no proponernos a identificar todas esas metas, como simples procesos de la vida? Y entonces dedicarnos a escoger y filtrar lo que nos edifica y constituye como buenos seres humanos para dejar huella y trascender como personas que nos prestaron este mundo en el universo para disfrutar un paseo de 80 años frente a miles de millones que han existido antes que nosotros. Con dinero, poder, reconocimiento y estatus social no vamos a cambiar el mundo. Disfrutemos, riamos, gocemos, dejemos salir al niño que hay en cada uno de nosotros y que viva el paseo de la vida.

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