Las denuncias de abusos centran los primeros días del Gobierno talibán. Aunque tomaron el poder en Afganistán con un discurso de reconciliación y apertura, a medida que se asientan en Kabul las denuncias de abusos aumentan.
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Entre eso se ha evidenciado la restricción de los derechos de las mujeres o el arresto y torturas a manifestantes.
Gobierno de los talibanes
El anuncio del Gobierno interino de los talibanes esta semana hace prever que poco va a cambiar en el país respecto al anterior régimen islamista entre 1996 y 2001. Este periodo fue dominado por el abuso de los derechos humanos.
Eso sucedió con el entonces segundo en el Ejecutivo afgano, el mulá Hassan Akhund, que ascendido ahora al puesto de primer ministro.
Más de una docena de los miembros del nuevo gabinete del Gobierno interino de los talibanes figuran además en la lista negra de terroristas del Consejo de Seguridad de la ONU. Muchos de ellos tienen órdenes de captura por las agencias estadounidenses.
Entre ellos se destaca Sirajuddin Haqqani, sobre quien pesa una recompensa de 10 millones de dólares por parte de las autoridades estadounidenses. Quien ahora es el nuevo ministro de Interior.
Represión en las protestas
Una de las medidas más criticadas ha sido la dura represión de las protestas en las principales ciudades del país. Miles de manifestantes, muchos de ellos mujeres, salieron a las calles para reclamar sus derechos y el apoyo a grupos opositores.
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«Los talibanes han insistido repetidamente en que respetarán los derechos humanos. Pero, estas afirmaciones están completamente en desacuerdo con lo que estamos viendo y escuchando actualmente en ciudades de todo el país«, aseguró en un comunicado la activista afgana de Amnistía Internacional Samira Hamidi.
La activista lamentó que «los afganos que han salido a las calles, comprensiblemente asustados por su futuro, son objeto de intimidación, acoso y violencia, especialmente contra las mujeres. Además, varios periodistas que intentaron cubrir las protestas han denunciado que les detuvieron, golpearon y confiscaron sus equipos«.
Las imágenes de dos periodistas afganos con marcas de torturas en la espalda y las piernas tras ser detenidos por los talibanes, incapaces de mantenerse en pie y caminando con la ayuda de compañeros, se hicieron virales y dispararon las alarmas.
Las denuncias de abusos
Hay al menos 14 trabajadores de medios de comunicación a los que golpearon y arrestaron temporalmente los talibanes. Entre ellos se encontraba un reportero de un canal de noticias local, que narró a Efe lo sucedido.
«Empezamos a correr, pero los talibanes nos capturaron, nos tiraron al suelo y nos esposaron y comenzaron a dar puñetazos y patadas en la cara, cabeza y cuerpo«, dijo, bajo condición de anonimato.
Los talibanes, en varios comunicados, han dejado claro que aunque las protestas no están completamente prohibidas, ahora deberán recibir el visto bueno con antelación de las autoridades. Además, se deberán comunicar los eslóganes al menos una hora antes del inicio.
Así, explicaron, se evitarán esas «manifestaciones en carreteras que alteran la seguridad y causan molestias a los civiles«.