Están recolectando firmas para sacarlas de la casa. Tres santeras tienen aburridos a vecinos de un barrio en Bogotá.
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En el barrio Casandra, ubicado en la localidad de en Fontibón, vecinos de una vivienda en la que habitan tres mujeres que se dedican a la santería, dicen estar aburridos ante la situación.
Según denuncia, el humo que sale por una casa ubicada en la carrera 137 con calle 12, les avisa que estas mujeres han iniciado una nueva sesión.
¿Qué los aburre?, dicen estar casados de los extraños e inquietantes ruidos que salen desde dicho lugar, sobre todo en horas de la noche. Además de los olores que salen producto del tabaco y las cosas que queman en las sesiones.
Las tres mujeres son conocidas en el sector como Martha, Coraima y Yisleidis, quienes todos los días a la misma hora, inician su labor que involucra a un mundo poco conocido.
Incluso, por medio de la junta de acción comunal han iniciado la recolección de firmas, para lograr que el dueño del inmueble las saque del lugar, ya que, los vecinos dicen que la mala energía de ellas ha hecho peligroso al barrio.
Referente a las denuncias, un patrullero de la Policía Nacional adscrito al CAI de la calle 13, que queda en cercanías a la casa, habló de este caso, manifestando que es poco lo que como autoridad puede hacer frente a las denuncias.
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«Al principio, los vecinos llamaban mucho, yo llevo ya tres años en este cuadrante y al principio era muy constante recibir las llamadas a las 7 u 8 de la noche para que viniéramos a ver porque en esa casa siempre había ruidos extraños, pero aparte de tocar la puerta y preguntar si todo está bien –porque los vecinos reportan perturbación a través del ruido– y pedirles que bajen los decibeles, no es más lo que podemos hacer», manifestó el agente a El Tiempo.
Tres santeras tienen aburridos a vecinos de un barrio en Bogotá
Una de estas mujeres habló con El Tiempo y dio algunos detalles de su labor.
«Esto es un talento con el que se nace, a mí me enseñó mi mamá, vivíamos en Valencia (Venezuela) y desde niña siempre la veía cómo llegaban todas las noches muchas mujeres. Mi madre, que en paz descanse, nunca me dejó acercar a ver esas reuniones y mi papá lo odiaba, él no vivía con nosotros y no le gustaba irme a recoger y que oliera a tabaco mi ropa», expresa Martha de 40 años.
Esta mujer expresa que aunque es consiente que su labor trae más mal que bien, es una profesión que aprendió y su único modo de conseguir dinero y subsistir.
Referente a las tres mujeres, comentaron que se conocieron en una carretera de Venezuela y juntas decidieron radicarse en Bogotá e iniciar el negocio de la santería.
«Ellos (los santos) nos juntaron, por eso no van a dejar que los vecinos nos saquen de aquí, ya tenemos nuestros clientes y si nos vamos para otro barrio, seguramente sería como si acabáramos de llegar, aunque también sé que nuestros santos nos seguirán trayendo clientes.», manifestó Martha.