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Seguidores publican carta que defiende a pastor que espera a Jesús

Aseguraron que todo se trata de una “oleada mediática”.

Continúan las reacciones sobre este caso en Barranquilla. Seguidores publican carta que defiende a pastor que espera a Jesús.

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Jorge Eliécer Ordóñez Muñoz, miembro fundador de la Corporación Literaria Si Mañana Despierto y uno de los seguidores del pastor Gabriel Alberto Ferrer escribió una carta en defensa del religioso.

El líder de esta iglesia en el Atlántico había profetizado la supuesta llegada de Jesús el pasado 28 de enero, algo que finalmente no ocurrió.

En la carta, este autor y colega de Ferrer en la docencia detalló la hoja de vida del pastor a quien asegura conoce desde hace décadas.

El escritor asegura que todo se trata de una “oleada mediática” y “sensacionalista”.

Ordóñez Muñoz defendió al pastor y resaltó su importancia como docente. Además, pidió que los usuarios no ataquen a Ferrer ni a la iglesia en redes.

“Me niego rotundamente a aceptar los términos desobligantes y agresivos con que las llamadas redes sociales y áulicos de oficio, pretenden descalificar y mancillar al profesor y escritor Gabriel Alberto Ferrer y su entorno familiar”, se lee en la carta.

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Sobre el pastor Ferrer actualmente se desconoce su paradero y desde hace semanas no se pronuncia a través de sus prédicas que transmitía en su canal de Youtube.

Familiares de algunos seguidores que aún continúan en retiro buscan a sus seres queridos quienes renunciaron a sus trabajos y vendieron sus pertenencias.

Los afectados aseguraron que entablarán acciones legales contra esta iglesia.

Este es el texto de la misiva:

“Apreciados amigos y compañeros:

Estoy abrumado por la situación que involucra a uno de nuestros fundadores y permanente animador del grupo, el poeta Gabriel Alberto Ferrer.

Quienes lo conocimos desde finales de los años 80, cuando a varias manos fundamos esa bella utopía poética, no podemos ser indiferentes ante esta oleada mediática.

No soy quien para juzgar las causas y los efectos que han suscitado el hecho suficientemente conocido por todos, con un despliegue más sensacionalista que objetivo. Pienso, desde mi buhardilla que la historia ha de servir para algo:

Gabriel, venido de la provincia caribe a Bogotá, a estudiar una maestría en el Instituto Caro y Cuervo, trabajando en las noches para poder subsistir en la metrópoli, sobreviviendo a brazo partido, logró su objetivo. Después lo seguimos, ya como profesor universitario en la Universidad de la Guajira, donde, junto a su esposa, la eminente Lingüista Yolanda Rodríguez, lideraron significativos procesos investigativos en los campos de la Literatura, la Lingüística, y por contera, en la Pedagogía.

Luego el periplo por México donde ambos se doctoraron con gran suceso y admirable dedicación. De retorno a Colombia, en la Universidad del Atlántico, tanto en la cátedra, la investigación y la extensión universitaria, al frente de revistas, edición y difusión de libros, ensayos y artículos en impresos de amplia circulación, así como conferencistas, directores de tesis, pares evaluadores de Colciencias, entre tantos otros merecimientos como docentes, investigadores y escritores. Lo anterior para corroborar que la pareja Ferrer Rodríguez ha dejado en la educación nacional una impronta de rigor y compromiso académico.

Me niego rotundamente a aceptar los términos desobligantes y agresivos conque las llamadas redes sociales y áulicos de oficio, pretenden descalificar y mancillar al profesor y escritor Gabriel Alberto Ferrer y su entorno familiar. Se cumplen el triste aforismo: “del árbol caído todos quieren hacer leña”.

¿Por qué no indagar un poco lo sucedido? ¿Por qué permitir que sea el morbo, el desconocimiento del ser humano -con sus paradojas existenciales- los que obnubilen ese mínimo de razón que nos gobierna? ¿Dónde queda el tejido (texto) que se urdió de manera honorable y sensata en los años precedentes? ¿Y el legítimo derecho a la defensa, a la explicación de una trama tan compleja?

Como colega de profesión y de vocación poética me niego a creer que Gabriel Alberto Ferrer, hombre de veredas, sea un bandido, un timador o un vulgar manipulador de las emociones primarias de la gente. Treinta y dos años de verlo luchar y construir un nombre como docente, investigador, escritor, pero sobre todo, amigo y consejero en momentos coyunturales de la vida, no pueden echarse olímpicamente en el cesto del olvido y la animadversión.

Les envío mi abrazo fraterno, solidario; no lo niego, hoy, tocado de tristeza por las cosas que nos toca ver y escuchar. Ojalá los árbitros serios y rigurosos de los mejores hijos de este país aclaren este galimatías para que la honra y el buen nombre retornen al hogar de nuestros queridos amigos y contertulios, Gabriel Ferrer y Yolanda Rodríguez.

La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto”.

Mi abrazo en Poesía

Jorge Eliécer Ordóñez Muñoz

Corporación Literaria Si Mañana Despierto

Miembro Fundador

Seguidores publican carta que defiende a pastor que espera a Jesús

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