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Moda 2021: más Adidas que Dior

Si bien 2020 dio el curso que seguirá la industria de la moda en los siguientes cinco años, estos están desprovistos de idealismos en escenarios adversos.

Digitalización. Poca presencialidad. Cadenas de suplemento y manufactura rotas. El auge del loungewear y sportswear como sinónimo de versatilidad al ser nuestro hogar nuestro único espacio social. Moda 2021: más Adidas que Dior 

Un viraje total en cuanto a compras en todos los sectores de la moda: menos es más, hay que replantearse la sostenibilidad y también exigir a las marcas compromiso con la sociedad y el ambiente. Todas esas premisas se planteaban hace nueve meses, al empezar la pandemia, basados en el reporte de McKinsey y Business of Fashion, así como en varias predicciones de agencias de tendencias. Y algunas de ellas, claro, ya estaban basadas en comportamientos de los consumidores prepandemia. 

Ahora bien, algunas de ellas se mantienen, según el nuevo reporte de estas dos instituciones en moda. Pero, en contraste, Metro también entrevistó al coolhunter Gustavo Prado, creador de la agencia de tendencias Trendo.mx para develar el contraste de estas premisas en otros contextos.

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Y el resultado solo apunta a una tragedia anunciada: para el 2021 lo práctico, lo cómodo y lo necesario serán lo más importante a la hora de sobrevivir. Soñar vendrá después.

Optimismo desmedido … in this economy? 

Según el análisis de McKinsey Global Fashion Index, se habla de una recuperación hasta 2022. De hecho, un 90% de las compañías de moda tendrá, para fines de año, una caída en sus ganancias y solo el 4% tendrá el destino contrario. Ahora bien, pensando en el futuro, McKinsey y Business of Fashion basaron sus predicciones en dos escenarios: una “recuperación temprana”, donde las ventas globales decaerían entre el 0% y 5% el próximo año, comparadas con 2019 y donde en el último trimestre de 2022 se hablaría de una rápida transición económica. Y el segundo muestra un escenario más pesimista, donde esta recuperación se vería hasta 2023.

Pensando en la pérdida de empleos que ha dejado a millones de personas en la calle, cómo en los mercados emergentes apenas sí se puede hablar de sobrevivir día a día, y una vacunación tardía en muchos países, quizás el escenario más probable sea el segundo. De hecho, solo hay predicciones económicas auspiciosas para China (cuyas ventas crecerían de un 5 a 10%), el país donde empezó la pandemia y que ya está recuperando poco a poco su economía y normalidad.

Así que al menos, la cosa no pinta bien ni para la industria ni para la economía personal del consumidor. Por eso, resulta curioso –y comprensible a la vez– que en las pasarelas se hable de colores fuertes y de fastuosidad como respuesta a una crisis que no se terminará este año sino hasta el otro año y con suerte.

Y que colores como los que propuso Pantone para este año lo reflejen también, con un amarillo optimista y un gris que palidece todo atisbo de esperanza. “Este es un año en el que se busca la felicidad, pero al menos en Pantone no se lanzaron del todo a ello porque no todo va a ser así. Las vacunas llegarán a algunos países muy tarde. La pandemia se extenderá. Ahora bien, si vemos las pasarelas y esta profusión de lujo y color vemos que es un recurso desesperado de un optimismo a lo mejor necesario e inciertamente imprudente. Porque enfrentamos una crisis económica total y más larga de lo que nadie hubiese pensado. Y estos 10 años serán de penurias más grandes y, como siempre ha pasado, se busca la alienación de la sociedad. Y con esa alienación la gente buscará un escape en lo básico y en lo virtual”, le explica Prado a Metro.

Para el 2021 lo práctico, lo cómodo y lo necesario serán lo más importante a la hora de sobrevivir. Soñar vendrá después

 

Sé sostenible y sé idealista… si eres rico y/o vives en un país rico

 

Durante años se han documentado los impactos ecológicos y sociales que ha dejado la industria de la moda en su irresponsabilidad. Y en los últimos de esta década por terminar, se ha visto cómo el consumidor exige a las marcas responsabilidad social y ambiental, y sobre todo honestidad: bastante se ha visto cuán caro han pagado aquellas marcas que han expresado posiciones fingidas ante una causa social o ecológica o incluso que promueven la discriminación y la exclusión.

De hecho, una encuesta de McKinsey en mayo mostraba que en una proporción de 5 consumidores, más de 3 pensaban si las marcas que usaban cumplían estándares de sostenibilidad. Asimismo, para muchos consumidores y creadores se cambiaron las prioridades de consumo. 

Tanto así que, por ejemplo, los portales de segunda mano y todo lo que está alrededor de esta forma de consumo han tomado protagonismo este año. Pero este tipo de premisas, si se habla de una realidad económica y de consumo, solo se pueden pensar en contextos donde ya están cubiertas las necesidades básicas. “En muchos países donde cayó totalmente el PIB la gente busca comprar moda masiva a un precio muy barato. Comprar éticamente sustentable para millones de personas es un privilegio. Ahora bien, hay una teoría nueva que manejamos y son los valores culturales que se manejan en distintos tipos de sociedades: las blancas y ricas, que ya lo tienen todo y que no necesitan luchar por esos idealismos. Las clases medias, liberales que luchan por eso y abajo, la base de la pirámide, que solo busca la supervivencia. Así también son los países. Cada vez que alguien presenta una colección de edición limitada, materiales orgánicos en un contexto donde solo puedes llegarle al 1% de la población, pues vas a quebrar.  En contextos donde esas necesidades no están resueltas la gente buscará marcas masivas que le puedan satisfacer de manera inmediata, con materiales producidos artificialmente. Ahí no puede haber espacio para el lujo y la sustentabilidad es una forma de lujo, aún”, expresa el experto.

El reino del athleisure 

El athleisure al menos durará otros diez años. Y si bien estas marcas también sintieron los efectos de la pandemia, de acuerdo con Earnest Research, para octubre de 2020 las ventas habían subido al menos en Estados Unidos, en un 7%, y también se compraron varios elementos deportivos.

“Ya esto se veía venir, de la mano de Demna Gvasalia haciendo lujoso el streetwear con Balenciaga, por ejemplo. Pero esto durará una década, porque siempre estábamos de streetwear para vestirnos de noche y ahora en cuarentenas, este nos da una idea más práctica de cómo poder salir. En Zara ves las colecciones de fiestas, con abrigos de detalles lujosos, sobre pantalones deportivos. Esta idea se mantendrá al mostrar una democratización profunda de la ropa, por caída del ingreso planetario, por una búsqueda de satisfactores accesibles y de comodidad que buscamos todos y el loungewear la vuelve posible: esto es más Adidas que Dior”, afirma Prado.

Cambios en las pasarelas 

La gente está harta de lo virtual y pocos formatos han dado verdaderos conatos de revolución en lo digital, siendo la pasarela virtual de Balenciaga y algunos videojuegos de moda presentaciones que van más allá de un fashion film que aburre a todos.

“Ya hay reactivadas ferias comerciales y en distintos países el nivel de producción de moda no es igual. Hace falta una experiencia real, porque lo digital no lo está logrando. Pienso que volverá el formato pero al estilo cabaret, donde comes, ves un espectáculo y te vas. Ahora bien, antes de que pongan la vacuna, la gente ya se está yendo a experiencias físicas, y aún con los cientos de miles de muertos por la pandemia, la gente seguirá queriendo vivir el mundo”, analiza Prado, que por otro lado muestra cómo sí los creadores mostraron los cambios de la historia. “ Marine Serre tiene vestidos completos para cubrir cara y cuerpo y Prada hace lo mismo. Hay una tendencia de cortes y materiales que sí se van a lo plástico, como lo que están presentando Walter Van Beirendonck, Angus Chiang, etc. El plástico era el producto maldito y ahora estamos regresando a él con todo. De hecho, el creador de los zapatos de Balenciaga, que también hizo la marca Shoes 53045, hace zapatos carísimos pero son de este material. El plástico regresó incluso a los productos de lujo, y si están presentes, cuanto más en la moda popular”, expresa.

BELLEZA 2021 

Los años 1920 son los nuevos veintes y también se habla de una latinidad profusa con figuras como la cantante Rosalía a la cabeza. Una sensualidad desprovista de complejos, kitsch y recargada. Pero, si se habla de color, se habla de colores fuertes en los ojos, principal punto focal del maquillaje al usar el tapabocas.

Para primavera/verano se espera ver paletas con colores Aqua: verde anís, agua, gris y azul marino. Entre temporadas, se espera una reinvención de los nudes y para otoño invierno tonos noche, azules, verdes y tierras.

Por otro lado, se esperan más desarrollos en productos clave para ojos y labios: “la participación del mercado de labios está migrando a los ojos y si bien tenemos también desarrollos en esta área,tendrán componentes que no traspasen el tapabocas. También tendremos productos de fácil aplicación, multifuncionales y prácticos, para aquellas personas que deben estar listas en distintos escenarios”, le cuenta a Metro Alejandra Alzate, senior brand manager de Yanbal.

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