Investigadores han demostrado, utilizando una variedad de criterios, que un niño neandertal fue enterrado, probablemente hace unos 41.000 años, en el sitio de Ferrassie (Dordoña, Francia). Nueva evidencia demuestra que los neandertales enterraban a sus muertos.
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Este hecho ocurre por primera vez en Europa por parte de un equipo multidisciplinario liderado por investigadores del CNRS y el Muséum national d’histoire naturelle (Francia) y la Universidad del País Vasco (España).
Los hallazgos del pequeño neardental fueron encontrados en Ferrassie (Dordoña), uno de los yacimientos neandertales más famosos de Francia.
Dicho estudio fue publicado en la revista Scientific Reports el pasado 9 de diciembre de 2020 y reseñado por Sciense Daily.
El hecho se remonta a principios del Siglo XX cuando se descubrieron seis esqueletos neandertales. En el mencionado sitio también se encontró luego un séptimo esqueleto entre 1970 y 1973, perteneciente a un niño de alrededor de dos años. Durante casi medio siglo, las colecciones asociadas a este espécimen permanecieron sin explotar en los archivos del Musée d’archéologie nationale.
Nueva evidencia demuestra que los neandertales enterraban a sus muertos
Recientemente, un equipo multidisciplinario, reunido por los dos investigadores, reabrió los cuadernos de excavación y revisó el material, revelando 47 nuevos huesos humanos no identificados durante la excavación y sin duda pertenecientes al mismo esqueleto.
Los científicos también realizaron un análisis minucioso de los huesos: estado de conservación, estudio de proteínas, genética, datación, etc. Regresaron a La Ferrassie con la esperanza de encontrar más fragmentos del esqueleto; aunque no se descubrieron nuevos huesos, utilizando los cuadernos de sus predecesores, pudieron reconstruir e interpretar la distribución espacial de los restos humanos y los raros huesos de animales asociados.
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Fue así comoLos investigadores demostraron que el esqueleto había sido enterrado en una capa sedimentaria que se inclinaba hacia el oeste (la cabeza, hacia el este, era más alta que la pelvis), mientras que las otras capas estratigráficas del sitio se inclinaban hacia el noreste.
Los huesos, que estaban relativamente dispersos, habían permanecido en su posición anatómica. Su conservación, mejor que la del bisonte y otros herbívoros que se encuentran en el mismo estrato, indica un entierro rápido después de la muerte.
Esta nueva información prueba que el cuerpo de este niño neandertal de dos años fue depositado a propósito en un pozo excavado en una capa sedimentaria hace unos 41.000 años; sin embargo, serán necesarios más descubrimientos para comprender la cronología y la extensión geográfica de las prácticas funerarias neandertales.
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