Un hecho realmente perturbador fue el que afectó a Australia, ya que se encontró a un recién nacido prematuro abandonado en los baños del aeropuerto internacional de Doha, la capital de Catar. Tras el hecho, varias pasajeras fueron sometidas a exámenes ginecológicos, la gran mayoría australianas, que viajaban en un vuelo.
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La ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Marise Payne, sostuvo que «hemos expresado nuestras preocupaciones muy claramente a las autoridades de Catar», dijo, y agregó que la policía federal australiana se había hecho cargo del asunto.
El aeropuerto se limitó a decir que se pidió a las mujeres que «participaran» en las iniciativas para localizar a la madre del bebé, que está vivo, según un comunicado.
Un determinado número de mujeres, tuvieron que desembarcar y fueron trasladadas a ambulancias donde se les hicieron pruebas para saber si habían dado a luz recientemente.
«El recién nacido sigue sin haber sido identificado, pero se encuentra bien de salud y en manos de personal médico y social», informó el aeropuerto, que pide a cualquiera que tenga información sobre la madre que la provea.
En Catar rige la ley islámica, que castiga duramente a las mujeres que quedan embarazadas fuera del matrimonio.