Miles de indígenas partieron este domingo de Fusagasugá, en el departamento colombiano de Cundinamarca para recorrer los últimos 80 kilómetros de un largo viaje que empezaron el jueves en Cali y tiene como destino Bogotá, con un clamor de paz para sus territorios.
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Los manifestantes viajan en caravanas de «chivas», como se conoce en Colombia a unos tradicionales y coloridos autobuses de las zonas montañosas, y en vehículos particulares que hacen sonar sus bocinas a lo que curiosos respondieron en Fusagasugá vitoreando y despidiendo con las manos a las miles de personas que pasaron la noche allí.
«Nosotros vamos reclamando nuestros derechos y que en nuestro territorio haya paz, porque paz no hay. Estaban hablando de paz pero no la hay, el Gobierno que está, está pisoteando la paz y nos afecta a nosotros», cuenta a Efe Educardo López, guardia indígena de una comunidad del departamento del Cauca, en el suroeste de Colombia.
El objetivo de la minga indígena es llegar a Bogotá para presionar al presidente Iván Duque para que atienda sus peticiones, relacionadas con la defensa de la vida y el cese de la violencia que azota el suroeste de Colombia.
En un recorrido de unos 460 kilómetros, la caravana salió el miércoles de Cali; pasó el jueves por Armenia, capital del departamento del Quindío; el viernes estuvo en Ibagué, en el Tolima, y ayer llegó a Fusagasugá, en Cundinamarca.
Inicialmente los indígenas esperaban reunirse con el jefe de Estado en Cali, pero este envió una comisión conformada por varios ministros, los jefes de la Policía y el Ejército, al igual que otros funcionarios del alto Gobierno, lo que no los satisfizo y siguen reclamando un encuentro directo con Duque.