La crisis de Venezuela, agravada por la escasez de gasolina, tiene al borde del colapso humanitario el principal paso fronterizo con Colombia donde a diario se mezclan miles de personas que quieren salir de la nación caribeña con los que buscan regresar empujados por la pobreza y la pandemia de la covid-19. (Video) Frontera entre Colombia y Venezuela al borde del colapso por crisis migratoria.
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El ir y venir de venezolanos de distintas edades, entre ellos numerosos niños, es una constante en La Parada, el caserío del lado colombiano donde comienza el puente internacional Simón Bolívar, principal paso fronterizo entre los dos países, de nuevo convertido en un hervidero de gente pese a que está cerrado desde hace meses.
El cruce de venezolanos hacia Colombia, que al comienzo de la cuarentena por el coronavirus disminuyó notablemente, aumentó en las últimas semanas por las trochas y pone en aprietos a las autoridades y organismos humanitarios que multiplican sus esfuerzos en La Parada, en las afueras de Cúcuta, ciudad de referencia en la zona, para tratar de atenderlos a todos y evitar que la multitud acabe propagando la pandemia.
«Estamos registrando ya un retorno importante de migrantes desde Venezuela hacia el interior de Colombia y hemos empezado unas medidas especiales que tienen que ver con desincentivar el paso por los pasos irregulares, por las trochas», dijo a Efe el secretario de Fronteras y Cooperación Internacional de Norte de Santander, Víctor Bautista.
(Video) Frontera entre Colombia y Venezuela al borde del colapso por crisis migratoria
EL PELIGRO DEL CORONAVIRUS
Entre las preocupaciones de las autoridades colombianas está no solo la seguridad física de los migrantes sino también la sanitaria ya que entre ellos puede haber contagiados de covid-19 que al entrar sin ningún control al país lo propagarán más de lo que ya está.
El panorama en la frontera es más complejo porque así como hay multitudes que intentan llegar a Colombia, otros miles de venezolanos esperan su turno para regresar a su país porque la crisis económica causada por la pandemia los expulsó de la nación andina y de vecinos como Ecuador y Perú.
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A los primeros se les puede reconocer porque su equipaje suele ser una maleta con ropa y unos pocos objetos personales, mientras que los segundos van más cargados, llevando a cuestas lo poco que pudieron conseguir con su trabajo en el exterior, desde bultos con sus pertenencias hasta camas y colchones e incluso electrodomésticos pequeños.
Entre los que retornan está José Rafael Otero, quien después de un año en Colombia, donde trabajaba «vendiendo verduras, vendiendo cualquier cosita por ahí que me salía», decidió regresar a Venezuela, al igual que familias enteras.
«Venimos desde Guayaquil, Ecuador, porque se puso difícil la cosa allá; con la pandemia ya casi no se consigue trabajo, y si se consigue nos quieren pagar menos, nos quieren pagar poco», afirma por su parte a Efe Dulce María Álvarez, quien emprendió el retorno con su familia.
Según dice, ella sabe que el regreso no será fácil y que tendrá «que seguir luchando allá, pero para sobrevivir en otro país prefiero sobrevivir en Venezuela».
EFE