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La historia detrás de dos máquinas donadas al INS para procesar pruebas de COVID -19

Conseguir el dinero y logar la compra de estos equipos tan específicos es una tarea titánica en medio de la pandemia debido a su costo y su alta demanda.

Como una aventura, así describe la boyacense Chalie Ruth Castro, miembro de la organización Rotary Internacional, la travesía para conseguir el dinero y la compra de dos termocicladoras que el pasado martes 28 de julio fueron donadas al Instituto Nacional de Salud, institución que lleva en los hombros la responsabilidad de procesar miles de pruebas de COVID-19 al día, en medio de esta pandemia. La historia detrás de dos máquinas donadas al INS para procesar pruebas de COVID -19.

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Gracias al esfuerzo de Castro, de otros rotarios colombianos y de otros cuatro países, la entidad cuenta con estas dos máquinas que pueden procesar entre 800 y 1.500 pruebas por día. Dichos equipos se utilizan en la segunda parte del procesamiento de pruebas para la detección final del virus SARS-COV2, después que ha sido extraído el material genético de las muestras.

Cabe resaltar que, más allá de la actual contingencia por la pandemia del coronavirus, los termocicladores permitirán fortalecer en un futuro la capacidad diagnóstica y de investigación del país para otro tipo de enfermedades endémicas como son: fiebre amarilla, zika, dengue, chikungunya, sarampión e influenza.

La idea de conseguir dichos equipos comenzó un día en que Charle Ruth Castro, que trabaja en un equipo de investigación de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, tuvo una charla con el director del comité internacional de la Cruz Roja, Yves Daccord, quien advertía sobre los tiempos difíciles que venían y hacía una invitación a no criticar a los gobiernos, por lo contrario, instó a los profesionales a intentar buscar ayuda.

“Empecé a preguntarme que podía realmente detener este tema y al habar con expertos me daba cuenta de que lo único que realmente podía ayudar a controlar la pandemia es saber dónde están los casos de contagio, lo cual se logra a través de las pruebas”, comentó Castro.

“Eso fue a finales de marzo. Llegó el boom de las prubas rápidas, pero pensé que estas se desechaban y ya, entonces deduje que la mejor compra que se podía hacer era conseguir una máquina termocicladora”, cuenta la joven.

Entonces, como miembro de Rotary Internacional, comenzó a mover sus fichas y contactos para conseguir dinero.

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“Los proyectos en Rotary son muy buenos porque te permiten apalancar dinero que está ahí afuera, de bolsillos de rotarios de otros países. Llamé a un amigo empresario de Taiwan y le dije que quería comprar la máquina. Estructuré el proyecto, lo subí a la plataforma de Rotary, en cuestión de una noche, y le dije que necesitaba 100.000 dólares. Me dijo que me podía dar 10.000 USD, y al cabo de dos días, con otros rotarios, conseguimos otros 50.000 USD solo con los clubes de Taiwan”, comenta Castro.

De otros clubes de Colombia, México, Ecuador y Estados Unidos llegó el resto del dinero. En cuatro días se consiguieron 93.650 dólares.

“Esto se levantó porque Colombia es un referente de cosas buenas que están pasando en el mundo y hay países en todas la latitudes que quieren apoyar lo que seguimos haciendo los colombianos, saben que este es un país que no la ha tenido nada fácil en esta crisis y hay ángeles”, dice Castro.

La historia detrás de dos máquinas donadas al INS para procesar pruebas de COVID -19

El dinero tardó mes y medio en desembolsarse,  pero después llegó el siguiente problema: ¿Cómo se hacía para comprar las máquinas? Tener el presupuesto no significaba que se pudieran comprar.

El Instituto Nacional de Salud les había hecho la petición de que se comprara un modelo de máquina en específico (el que se consiguió) porque es muy versátil y permite sacar muchas pruebas al día. Además sirve para varias labores en temas endémicos ya que el equipo permite ponerle reactivos de diferentes marcas, lo cual hace que se abaraten los costos por prueba.

“Al ver el presupuesto dije: vamos a comprar dos máquinas. Llamé a la fábrica a San Francisco (Estados Unidos) y después de hablar con 10 personas conseguí a la gerente de Latinoamérica, le lloré, le rogué, me dieron un 5% de descuento”, cuenta Charlie Ruth.

La importación de las máquinas se hizo a través de la persona que trabaja para el Instituto Nacional de Salud en estos aspectos, quien se ha encargado de eso desde hace 25 años y tiene buena credibilidad ante las marca fabricante del equipo solicitado, lo cual era elemental para conseguir la venta.

“Las maquinas se pidieorn desde abril y llegaron el 23 de julio al Aeropuerto El Dorado. La empresa que hace estas máquinas solamente saca 20 a la semana para el mercado latinomericano y todos los países las están demandando. Tristemenete nosotros no somos un país que pueda decir que le compra a la fábrica en gran volúmen, por lo que no es fácil convertirse en una prioridad. Las pocas máquinas que han llegado han sido porque se solicitaron desde el principio de la pandemia”, cuenta Charlie.

“Sufrí mucho por estas máquinas pero cuando las vi puestas lloré de la alegría, porque llegaron en el momento que más lo necesitamos y porque quedan en excelentes manos. Tuve la oportunidad de conocer a los equipos que las van a manejar y son de jóvenes científicos, menores de 30 años, súper pilos, que realmente están haciendo la magia de toda la atención, son de una calidad humana y una calidad profesional increíble”, cuenta Castro.

Antes de esto el INS contaba con seis de estas máquinas termocicladoras, ahora son ocho con la donación.

Rotary también entregará en los próximos días 4.000 pruebas rápidas de oro coloidal, las más óptimas dentro su categoría. Mil se van para Ecuador y otras 3.000 son para Colombia. También se distribuirán 500 protectores faciales para personal médico.

“Queremos seguir apoyando al Instituno Nacional de Salud en todo lo que viene. Ellos están preparando unas pruebas ELISA para saber cuáles son los colombianos asintomáticos y así determinar a quien ponerle la vacuna contra el coronavirus y no desperdiciarla en personas que ya tienen anticuerpos”, cuenta Castro.

Rotary es una organización internacional que tiene 115 años de fundación. Cuenta con 1,2 millones miembros en el mundo y su enfoque es el servicio. Busca generar impacto positivo en las comunidades a través de la amistad entre líderes que generan proyectos de impacto.

 

 

 

 

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