Su empresa le había dado una bicicleta para que fuera a trabajar, pero la mujer perdió un ojo a causa de una «trampa mortal».
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Adriana Bonilla, una mujer que trabaja en un hospital de la localidad de Suba, se movilizaba en una ciclorruta el pasado 9 de mayo. La mujer se movía en una bicicleta que le habían dado en su trabajo para evitar usar TransMilenio y contagiarse del coronavirus. Pero la situación le provocó una grave lesión por una «trampa mortal» dejada en medio de la ciclorruta.
Según contó Bonilla a CityTV, circulaba por la ciclorruta de la Avenida Boyacá a la altura de la calle 117. En este tramo hay varias zonas con pastizales. Al pasar por esta zona, cayó con tan mala suerte que su ojo se incrustó contra un tubo que estaba escondido entre el pasto.
“De repente, un individuo me sobrepasó por el costado derecho y perdí el control de mi bicicleta, cayendo sobre el pasto e impactando mi rostro en un tubo empotrado, con resultado fatal e irreparable de la pérdida de mi ojo derecho y múltiples golpes” en la cara, contó la afectada en el noticiero. Según su relato, un hombre atendió a la mujer después de la caída, y luego la Policía la trasladó a una clínica.
Un recorrido del noticiero por la zona, en la localidad de Suba, encontró más materiales abandonados y «trampas mortales». Según el noticiero, distintas entidades empezaron a ‘pasarse la pelota’ ante estos hechos.
El IDU, por ejemplo, planteó que estos tubos debían ser retirados por el Acueducto. La empresa rechazó retirar los tubos y pasó la responsabilidad a la Unidad de Mantenimiento Vial. A su vez, esta entidad negó que fuera parte de su labor. La responsabilidad correspondería, finalmente, a la alcaldía local de Suba.
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