«La COVID-19 agudizó las vulnerabilidades que los jóvenes trabajadores tenían en el mercado laboral». Con esa frase, Susana Puerto, experta en empleo juvenil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) resumió la dura situación.
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Uno de cada seis jóvenes en el mundo perdió su empleo en estos meses. Además, los que lo mantuvieron vieron caer sus horas de trabajo en un 23%. Asimismo, la formación de muchos más se detuvo.
El estudio muestra que la juventud, ya antes vulnerable en el mercado laboral y que aún sufría las consecuencias de la crisis financiera de 2008, fue uno de los grupos de edad más afectados por los confinamientos.
De igual manera, expresó que esta pandemia traerá adversos efectos a largo plazo. La encuesta reveló que un 17% de los jóvenes entre 18 y 29 años en todo el mundo dejaron su empleo durante los meses de confinamiento.
La cifra real, aclara la autora del sondeo, podría variar e incluso ser mayor. Y es que la encuesta se hizo a través de internet y muchos de los empleados jóvenes más vulnerables no tienen acceso a un ordenador en red.
A ese dato negativo se suma que el 98% de los centros de formación en todo el mundo se cerraron a las clases presenciales durante los momentos álgidos de la pandemia. Con eso, se afectó a buena parte de los 496 millones de jóvenes en formación.
«Estos jóvenes van a terminar aplazando sus estudios o incluso saliendo de ellos. Dmorar la formación genera gastos adicionales que muchos no van a poder cubrir»
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