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Peluqueros piden ayuda al Gobierno: más de 100.000 familias al borde de la ruina

Informalidad. Más de 70.000 peluqueros, manicuristas y encargados de salones de belleza trabajan de manera informal.

Bioseguridad. Las peluquerías, barberías y salones de belleza han cumplido durante 10 años con protocolos intensos para reducir contagios.

¿Luz al final del túnel? Fenalco adelanta diálogos con el Ministerio y la Secretaría de Salud para intentar un regreso de operaciones.

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Una de las fuentes más importantes de ingresos para miles de familias en toda Bogotá son los negocios pequeños. Aunque tiendas, restaurantes (por domicilio) y abarrotes se encuentran abiertos, otros negocios unipersonales o de pequeñas familias están cerrados. Uno de los casos más críticos es el de los peluqueros. La población dependiente de peluquerías y salones de belleza en toda la ciudad está en condiciones muy fuertes.

En este aspecto se presenta una fuerte divergencia entre los peluqueros formales y los negocios informales. La formalidad, que en sus casos más grandes llega a grandes cadenas de salones de belleza con nombres reconocidos, sufre de problemas de empresas grandes y medianas, como la falta de acceso a créditos y la posibilidad de tener que desprenderse de su personal. La informalidad, por su parte, adolece de un problema mayor: la falta de ingresos.

Es el caso de Maritza*, una mujer que hace manicura a domicilio en el sector de Alsacia. Es madre soltera de una hija pequeña y vive con su mamá, pero la única fuente de ingreso que tenía fue cortada por la cuarentena. «La situación nuestra es muy difícil, porque no tengo recursos, me estoy quedando sin ahorros y no tengo a quién pedir prestado», dice a PUBLIMETRO.

Como Maritza, hay 70.000 personas que trabajan de manera informal en el sector, según cálculos de Fenalco y la Andi. Otros 30.000 trabajadores lo hacen de manera formal, en establecimientos registrados ante la Cámara de Comercio. Entre cortes de pelo, manicuras y tratamientos de belleza, se estima que más de dos billones de pesos se invierten a la economía.

Riesgo en una peluquería

Para los peluqueros del país, una de las medidas más delicadas de esta situación es la reducción de ingresos que viene desde antes del inicio de la cuarentena el pasado 23 de marzo. Martín Vidal, gerente de la cadena de peluquerías que lleva su nombre, asegura que las ventas de sus establecimientos se redujeron a la mitad desde al menos 15 días antes de la cuarentena.

«Tenemos un gran número de clientes que decidieron no arriesgarse para realizar sus tratamientos. Esto nos redujo nuestros ingresos al 50%, y ahora con la cuarentena, estamos evidentemente cerrados. Todo esto está haciendo que nuestros socios estén en condiciones económicas precarias», asegura Vidal a PUBLIMETRO. Los grandes establecimientos, que en su mayoría pagan arriendos de alto costo en centros comerciales o barrios de estratos 5 y 6, adolecen de esta situación.

Lo mismo ocurre en otras zonas de la ciudad, pero con casos más dramáticos. Mujeres como Maritza, madres cabeza de hogar o esposas que habían conseguido ingresos adicionales, están en sus casas sin poder trabajar. Y los recursos que habían podido conseguir trabajando como peluqueras y manicuristas les impide acceder a los beneficios del Gobierno. «Yo no recibo bonos de la Presidencia o de la Alcaldía porque mi puntaje en el Sisbén es muy alto», dice la mujer. «Algo me ha ayudado mi familia, pero la verdad, ¿qué más les puedo pedir a ellos si están en una situación similar?», reflexiona.

Protocolos de salud

 

Los protocolos de bioseguridad en el sector belleza establecidos desde 2006 han sido muy estrictos. El director de L’Oreal Colombia, Alberto Rincón, asegura que este sector puede adaptarse fácilmente para atender la crisis de la COVID-19. «Ya estamos trabajando con Fenalco, el Ministerio de Salud y la Secretaría de Salud de Bogotá para reabrir el sector», afirma.

El protocolo, por ejemplo, exige que los establecimientos utilicen algunos implementos desechables como toallas, tapabocas regulares y guantes, así como la desinfección de implementos metálicos mediante autoclave. El riesgo de la transmisión de cualquier patógeno a través de un cortauñas, una tijera o una cuchilla de barbería es muy alto. En el caso de la transmisión del coronavirus, los requisitos adicionales serían el aseo intensivo de superficies al público, el uso de gel antibacterial y de tapabocas N95 o superiores.

Vidal hace una advertencia sobre los protocolos que puede ser un duro golpe para Maritza. «Los salones de belleza tienen estos protocolos y los estamos cumpliendo. Podemos adaptarnos con facilidad, por ejemplo, con el lavado de superficies o el uso de geles antibacteriales. Pero para quienes trabajan a domicilio, esta situación va a ser casi imposible de cumplir. Además, es un riesgo llevar a las casas de los clientes este virus, como lo sería si entrara un domiciliario de restaurantes a su casa», asegura.

Falta de ayudas

Mientras Maritza acude a la familia y amigos, Vidal recurre a los bancos, pero su respuesta ha sido negativa. «Llevamos trabajando 10 años con nuestro banco, teniendo nuestras cuentas. Pero ahora, como no tenemos ingresos, nos dicen que es muy riesgoso y no nos aprueban un crédito para pagar nómina. ¿Cómo vamos a hacerlo?», asegura.

Aún así, ambos reconocen que compañías del sector belleza como Masglo, L’Oreal y Schwarzkopf han tomado decisiones que ayudan a los peluqueros y salones. Los proveedores, que volcaron su producción de cosméticos a artículos como geles antibacteriales, también han hecho acuerdos con los establecimientos para postergar los pagos de sus insumos.

Incluso, estas compañías han capacitado a algunos peluqueros para que puedan «teletrabajar» enseñando a sus clientes cómo mezclar sus productos y hacer procedimientos como tapar las raíces con tintura. Las mezclas son enviadas desde los establecimientos a domicilio, mientras que por videollamada, el peluquero instruye al cliente en el proceso.

La frase

«Nuestro negocio es hacer sentir bien a las personas. Una persona que se siente bien tras pasar por el peluquero o el manicurista es alguien que está más sano mentalmente».

Martín Vidal, gerente de la cadena de peluquerías Martín Vidal.

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