Chelsey Earnest es enfermera de un hospital de los Estados Unidos, y en la dura batalla por contener el coronavirus posiblemente descubrió otro síntoma entre los pacientes infectados.
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Chelsey trabaja en el Life Care Center en Kirkland, un centro de rehabilitación ubicado en el Estado de Washington, Estado Unidos, donde se registraron los primeros casos de personas infectadas, informó Infobae el pasado 25 de marzo.
En medio de su incesante labor, la enfermera cree que un nuevo síntoma podría estar extendiéndose entre los pacientes confirmados.
En un diálogo con la cadena de noticias de CNN, la enfermera dijo: “Es algo que presencié en todos los pacientes. Tienen, como…ojos de alergia. La parte blanca del ojo no es roja. Es más como si tuvieran una sombra roja en el exterior de sus ojos“.
Aunque la enfermera sostiene su hallazgo, por tratar decenas de casos por día, resultó extraño al principio porque no respondía a un síntoma registrado en ese momento.
En los Centros de Prevención de Enfermedades de los EE. UU. no registraron la presencia de ojos rojos, ni ningún problema ocular en su lista de síntomas, pero los pacientes tenían fiebre, tos y falta de aliento.
El domingo 22 de marzo la Academia Americana de Oftalmología envió una alerta sobre los informes de pacientes infectados por el Covid-19. En los escritos afirmaban que este microorganismo patógeno podría causar conjuntivitis, que es la inflamación de la membrana que recubre el párpado.
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Quizás esta sea la razón por la cual la enfermera reveló, que los pacientes en el Centro Life Care a menudo pasaban de no tener otros síntomas, sino tan sólo ojos rojos al morir.
La Academia Americana de Oftalmología indicó “varios informes sugieren que el virus puede causar una conjuntivitis folicular leve que de otro modo no se puede distinguir de otras causas virales, y posiblemente se transmite por contacto de aerosol con la conjuntiva”.
“Pacientes que acuden a oftalmólogos por conjuntivitis, que también tienen fiebre y síntomas como tos y dificultad para respirar, y que han viajado recientemente al exterior, particularmente a áreas con brotes conocidos (China, Irán, Italia y Corea del Sur, o puntos calientes dentro de los Estados Unidos Estados), o con miembros de la familia que regresaron recientemente de una de estas áreas, podrían representar casos de COVID-19”, señala el informe.
Por este motivo, tanto la academia como los funcionarios norteamericanos “recomiendan protección para la boca, nariz y ojos cuando atienden a pacientes potencialmente infectados con SARS-CoV-2. Es muy probable que el virus que causa COVID-19 sea susceptible a los mismos desinfectantes a base de alcohol y lejía que los oftalmólogos usan comúnmente para desinfectar instrumentos oftálmicos y muebles de oficina. Para prevenir la transmisión del SARS-CoV-2, se recomiendan las mismas prácticas de desinfección, ya utilizadas para prevenir la propagación de otros patógenos virales en el consultorio antes y después de cada encuentro con el paciente”.
Al parecer, los ojos rojos de los pacientes no son el único síntoma que se suma a la lista de los infectados por el virus. Los investigadores de otros países pudieron detectar otros factores que influyen en la infección.
En este sentido, el virólogo Hendrik Streeck, que coordina las actividades de la epidemia del virus en Heinsberg en Alemania, encontró que los pacientes infectados poseen fiebre, tos, fatiga, y pérdida del olfato y del gusto, según informó el diario Frankfurter Allgemeine.
Streeck entrevistó a un centenar de pacientes positivos y afirmó: “De casi todas las personas infectadas que entrevistamos, al menos dos tercios informaron haber perdido el sentido del olfato y del gusto durante varios días”.
Asimismo, el investigador agregó: “La pérdida es tan fuerte que una madre no pudo oler el pañal sucio de su bebé. Otros ya no olían su champú y la comida comenzaba a no saber nada. Todavía no podemos decir exactamente cuándo aparecen estos síntomas, pero surgen inmediatamente después de la infección”.
Los científicos alemanes detectaron una incidencia significativa de diarrea, que era común en el 30% de las personas infectadas, además de la fiebre y la tos.
Según Streeck, esto sugiere que “el tracto gastrointestinal puede ser atacado, aunque no estamos seguros”. “Lo que sabemos es que el virus penetra en su célula huésped a través del receptor ACE-2: muchas células de tejido tienen este receptor y, por lo tanto, podrían ser atacadas”.
En Italia, los síntomas fueron detectados también por Massimo Galli, un profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Milán y jefe del departamento de Enfermedades infecciosas III del Hospital Sacco.
“En nuestros pacientes vemos con frecuencia los síntomas de anosmia (alteración del olfato) y disgeusia (alteración del gusto)”, dijo el experto al diario IL Corriere della Sera, citó Infobae.
“Puedo decir con certeza que es un síntoma que aparece hacia el final de la infección, cuando el paciente se está recuperando. Ciertamente no es un signo inicial”, agregó Galli.