Juan Pablo Gaviria era un exitoso productor de televisión que se dio cuenta de lo que algunas personas se dan cuenta cuando lo tienen todo: que no era suficiente y que no era feliz. De esta manera, hace ocho años comenzó un viaje de autoconocimiento, investigación y estudios que dio como resultado el libro “Tu eslabón perdido: Una vida con propósito”. “Una vida con propósito” acabando con la tiranía de la felicidad
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Este parecería un texto de tantos que engrosan los estantes de autoayuda, con los mismos consejos manidos y frases cliché, pero Gaviria, de manera sencilla y realista, muestra que la felicidad es tan compleja, contrastante y gris como la vida misma. Metro habló con él y lo que piensa sobre la felicidad.
Nos venden en todos lados la idea de que la felicidad es un estado de cuento o telenovela que alcanzamos, donde ya lo tenemos todo para siempre. ¿Nos ha hecho mucho daño?
Desafortunadamente es así: nos dicen que la felicidad es un éxtasis que vas a alcanzar y no, la felicidad es una decisión. Ahora, este concepto de felicidad que se alcanza es una utopía, y el mismo concepto de que tienes que correr a alcanzarla te hace infeliz, porque no la tienes. Pero la felicidad existe desde que naces, aunque la información exterior te lleva a pensar lo contrario. Reitero en que decides estar feliz o no, porque ante toda situación tu puedes estar más ecuánime y tranquilo.
Hay una inmensa tiranía de la felicidad. “Good vibes only”: las personas tristes y negativas son satanizadas, cuando esto también hace parte de nuestra humanidad.
La vida tiene altibajos. Es parte de la vida y está en nuestro poder no asociarnos a lo que nos genera deseo o aversión. Todo pasa, incluso la felicidad y la tristeza. Pero por ejemplo, el famoso cuento de “los que ven el vaso medio lleno y medio vacío, y los que lo ven medio vacío son los negativos”, lo hago para explicar qué es la ecuan- imidad. Uno ve el vaso por lo que es, si está lleno o se está vaciando, pero el punto es cómo te lo tomas tu, si como una desgracia o por como es, describirlo sin adjetivos. Ahora bien, una persona que lo describe como medio vacío no necesariamente es negativa: es su percepción, simplemente. Si uno ve las cosas por lo que son, deja de dar esos calificativos.
«Este concepto de felicidad que se alcanza es una utopía, y el mismo concepto de que tienes que correr a alcanzarla te hace infeliz, porque no la tienes»
En medio de esa tiranía espiritual, no faltan los inquisidores del positivismo. Los que dicen que si no eres tan espiritual como ellos eres inferior.
Ellos tienen la teoría y la predican, pero no todavía la sabiduría para ponerla en práctica y aplicarla de verdad. Es como los valores: sabemos cuáles son en la casa, escuela, empresa, pero no sabemos cómo ponerlos en práctica. Además, todo lo que pregonas no puedes hacerlo precisamente haciendo lo contrario.
“Una vida con propósito” acabando con la tiranía de la felicidad
Ahí vamos con una frase popular en los libros de autoayuda y que dicen algunas personas. Pero muy irresponsable: decirles a los pacientes depresivos, por ejemplo, que son infelices porque quieren.
No soy un profesional en el tema, pero sí hay diferentes niveles y profundidades de depresión. Lo que pasa es que si decimos de manera muy liviana, a un paciente con depresión profunda que solo “debe quitarse las cucara- chas de la cabeza” podemos cometer un error muy grave, porque le estamos diciendo: “Tu no eres válido, tus dolores no son válidos, te desconozco”. Y así profundizamos su depresión. Siento que con esto hay que tener cuidado, porque cuando le dices a una persona con depresión que no tiene nada, niegas su existencia y su situación, y no honras su humanidad. Esto, porque lo juzgas desde tu falta de empatía, desde decir “si no me molesta a mí no entiendo por qué te molesta”.
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Otra creencia muy popular es que el “Universo” te prepara para que vivas ciertas cosas y que eso es perfecto. Piense en personas que tienen vidas miserables y mueren así: personas en estados de pobreza y violencia extrema con muertes terribles, famosos muriendo de sobredosis. Un sufrimiento perpetuo que culmina en una muerte peor. ¿Qué piensa al respecto?
Creo que tratamos de globalizar a los individuos, pero de cierta forma, cada persona es un universo específico.Si llega una persona y me pregunta: “¿Cómo puede ser perfecto que se muera mi hijo?”. No puedo decirte que lo es, porque no conozco tu historia. Es particular. Es aplicar lo que tu tenías que entender. Es difícil globalizar una experiencia y que para todas las personas sucede esto. Conocí un caso hace poco de una pareja cuyo hijo nació enfermo y murió a sus cuatro años. ¿Cómo puede ser eso perfecto? Nosotros no lo entendemos porque lo asimilamos desde las dualidades que vivimos acá, pero esa persona les ayudó a sus padres a entender cosas: amor incondicional, que su hijo fue puro toda su vida y les dio varias enseñanzas. Que llegó para elevar su conciencia, pero es un caso totalmente individual, lo que vives tu no es lo que vivo yo. Por eso no hay una respuesta global. En el libro solo explico un proceso que lleva a las personas a entender cómo es el suyo y es totalmente personal.
Cuando uno quiere cambiar aspectos propios, siente que fracasa todo el tiempo. ¿Por qué?
–Es que así tu sientas que no avanzas, avanzas. Cuando te pierdes y te caes en el bosque estas avanzando. Estamos de cierta forma enseñados a tener logros. Que si coronaste la cima, ya lo lograste. Entonces, amamos más el resultado que el proceso, que es de lo que hablo en el libro. Van a haber caídas y dolores como parte del camino, pero por más que estés en el suelo y te duela, avanzas. Pero esto funciona cuando participa la conciencia. Si no, estás estancado, no avanzas y no aprendes.
En este proceso, una persona que se asume más inteligente que el promedio, es más reticente a ver algunas cosas. ¿Por qué?
Porque creen que todo lo saben. Creo que la palabra más ajustada es ignorancia: es agresivo, pero ignorantes somos todos, por naturaleza, porque venimos a aprender. Ahora bien, pretender saberlo todo es un mecanismo de defensa para no confrontarse a sí mismo sobre lo que está mal. Y lo mismo pasa con lo espiritual, el que pregona que el otro está mal porque no es espiritual, ostenta una falsa espiritualidad.
¿Por qué ser espiritual es tan difícil?
Porque has escuchado, miles y millones de veces que es cierta una creencia y esta es limitante. Entonces debes repetirte lo contrario otras miles y millones de veces para cambiar y empoderarte, porque todos tenemos distintos niveles de conciencia. Y esto no es bueno, ni malo: en la vida hay distintos niveles de conciencia. Estamos en una travesía. Hay gente que tiene esta conciencia cuando va a morir, pero yo quería tenerla ya. Y el libro es un poco eso, una herramienta para ayudar a las personas, para darles una razón para vivir, para que cuando llegue la muerte, la reciban con amor y agradecimiento: el Vipassana dice que hay que aprender a morir, porque para hacerlo debes aprender a vivir.