El mes pasado, Wuhan estaba sobrepasada por miles de casos nuevos de coronavirus cada día. Pero en un cambio drástico que subraya cuánto se ha desplazado el epicentro del brote hacia Europa y Estados Unidos, las autoridades chinas dijeron el jueves que la ciudad y la provincia que la rodea no tenían casos nuevos que reportar.
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La noticia ofreció un atisbo de esperanza para el resto del mundo en la lucha contra el virus, y quizá una lección sobre las estrictas medidas necesarias para contener su expansión. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había comparado poco antes la lucha contra el brote con una guerra y reclamado competencias de emergencia para dirigir a la industria en la lucha contra la pandemia.
Wuhan fue el primer blanco del brote, con miles de personas enfermas o agonizando en hospitales construidos a toda prisa. Pero las autoridades chinas dijeron el jueves que los 34 casos nuevos identificados el día anterior habían llegado del extranjero.
“Hoy hemos visto el amanecer tras tantos días de duros esfuerzos”, dijo Jiao Yahui, inspector jefe de la comisión nacional de salud.
Aun así, el virus siguió cobrándose un precio en todo el mundo, tanto humano como económico. La bolsa volvió a caer en Wall Street por miedo a una larga recesión, con pérdidas tan rápidas que activaron otro cierre automático de la cotización, mientras que grandes automotrices estadounidenses anunciaron cierres en sus fábricas norteamericanas.
El índice Dow Jones perdió más de 1.300 puntos el miércoles, más de un 6%, y ha perdido casi todas las ganancias registradas dese la investidura de Trump. El precio del petróleo cayó a 21 dólares el barril por primera vez desde 2002. Las acciones en Asia siguieron bajando el jueves.
Italia iba camino de superar a China en número de muertes relacionadas con el coronavirus, un macabro hito atribuido a una tormenta perfecta de la envejecida población italiana, su sobrepasado sistema de salud y las demoras en imponer una cuarentena completa sobre el epicentro, Lombardía.
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En todo el mundo iban cerrando cada vez más fronteras, haciendo que algunos se preguntarán cómo podrían volver a casa. Australia y Nueva Zelanda cerraron el acceso a los turistas y solo permitieron el regreso de ciudadanos y residentes. Fiji identificó su primer caso, algo preocupante en una región con pobres infraestructuras sanitarias.
Estados Unidos y Canadá cerraron sus fronteras a todos los desplazamientos no esenciales y Trump dijo que tenía previsto reclamar poderes extraordinarios para devolver de inmediato a México a cualquiera que cruzara la frontera sur de forma ilegal.
Rusia y México, por su parte, registraron sus primeras muertes por el virus. México cerró sus populares visitas a las Pirámides del Sol y de la Luna en Teotihuacán, una popular atracción turística en el equinoccio de primavera.
La Casa Blanca presionó al Congreso para que aprobara con rapidez un paquete de rescate de un billón de dólares para reforzar la economía y agilizar ayudas a los estadounidenses en cuestión de semanas.
Trump se describió a sí mismo un “presidente en tiempos de guerra” e invocó la Ley de Producción de Defensa de 1950 para dirigir la producción industrial para compensar la escasez de mascarillas, respiradores y otros suministros, mientras los hospitales se preparaban para una oleada de casos.
Aunque China no reportó casos nuevos en Wuhan o la provincia de Hubei, si registró ocho muertes adicionales.
Jiao Yahui dijo que estaban “encantados de ver este aumento de dos ceros”, que implicaba que sus métodos de tratamiento médico y control y estaban funcionando bien.
Wuhan lleva desde enero bajo estrictos controles. Las autoridades están empezando a suavizar las restricciones, pero solo en el resto de la provincia fuera de la ciudad, donde se retirarán la mayor parte de los controles. Wuhan sigue aislada y solo se permite entrar o salir a personas con permisos especiales.
La mejora en China contrastaba con la situación en Italia, donde murieron otras 475 personas, elevando la cifra de muertos a casi 3.000. Italia tiene la segunda población más anciana del mundo, después de Japón, y en torno al 87% de los muertos tenía más de 70 años.
Italia iba camino de superar los aproximadamente 3.250 muertos de China cuando se anunciaran las cifras del jueves. Irán también se ha visto muy afectada, con más de 1.100.
El virus ha infectado a más de 218.000 personas en todo el mundo y matado a unas 8.800. Naciones Unidas advirtió de que la crisis podría suponer la destrucción de casi 25 millones de empleos en todo el mundo.
Más de 84.000 personas en total se han recuperado del virus, que en la mayoría de los casos provoca sólo síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. Sin embargo, pacientes ancianos o con problemas médicos previos pueden sufrir complicaciones más graves como neumonía.
Aunque China sigue siendo el país con más casos, la mayoría de sus pacientes se ha recuperado. China incluso envió material médico a la afectada Francia, devolviendo el favor que hicieron los franceses hace semanas.
En todo el mundo, los gobiernos tomaban medidas cada vez más drásticas para combatir la epidemia y la amenaza de recesión, en algunos casos empleando poderes de emergencia.
El gobernador de California dijo que podría imponerse la ley marcial. El alcalde de Nueva York dijo que la ciudad de 8,6 millones de habitantes debía preparase para una cuarentena. La oficina del Censo de Estados Unidos suspendió sus operaciones durante dos semanas, poco después de comenzar su conteo de población, que se hace una vez por década.
Las autoridades checas emplearon sus poderes de emergencia para allanar un almacén y confiscar cientos de miles de mascarillas. Y Hong Kong amplió el uso de brazaletes electrónicos que controlaban a la gente bajo cuarentena voluntaria.
Wuhan no reporta ningún caso nuevo de coronavirus
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