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“Lloré, sentía tristeza, sabía que a mi hija le había pasado algo”: mamá de Ana María Castro

¿Asesinato? La joven murió en extrañas circunstancias.

Relato de la mamá de Ana María Castro. 

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El pasado 4 de marzo, Ana María Castro salió de su casa para encontrarse con sus amigos. La joven universitaria iba a salir de fiesta en una discoteca de la calle 116, localidad de Usaquén. Pero en hechos confusos, nunca llegó a la zona de rumba. Fue encontrada en la calle 80 con carrera 69K, con heridas que después le provocaron la muerte.

Según la hermana de Castro, Aura, a ella la recogieron en una camioneta en la tarde del viernes. La joven, que había suspendido su semestre en la Universidad Manuela Beltrán, había sido recogida por un joven identificado como Paul Naranjo.

No se conoce qué pasó, pero la joven universitaria apareció botada en un andén de la calle 80. «La dejaron tirada en el piso casi muerta, la camioneta huyó y la Policía la encontró sangrando por la nariz, por los oídos, temblando, no respondía, con los ojos idos. Eso no es un accidente”, aseguró Aura a Blu Radio.

Durante varias horas, la familia no tuvo conocimiento de lo que pasó con Ana María.

Cuando la familia contactó con las autoridades, estos la remitieron al Hospital Simón Bolívar. Allí estaba Ana María, quien había sido llevada primero al Hospital de Engativá. Luego fue trasladada al centro médico del norte de Bogotá con muerte cerebral, y finalmente falleció.

El hecho se encuentra en investigación.

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Relato de la mamá de Ana María Castro

Nidia Romero, mamá de Ana María, contó en entrevista con El Tiempo que se encuentra investigando para que haya justicia.

«Me ha tocado dejar mi duelo a un lado para investigar porque me he dado cuenta de que las autoridades no se mueven con rapidez frente a cosas obvias. No quiero juzgar a nadie sin pruebas, pero sí quiero saber la verdad y que haya justicia»,  detalló.

El medio añadió que la noche salió la joven, Nidia quedó intranquila, al punto de hacerle casi 50 llamadas. «Al otro día salí a la calle a conseguirle comida a mi perrita, vi una iglesia y entré. Lloré, sentía tristeza, sabía que a mi hija le había pasado algo».

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