El alcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo presentó esta semana lo que ha promovido como una de las obras bandera de su administración con la recuperación de la ciénaga de Mallorquín, que cubre un área aproximada de 980 hectáreas, ubicadas al extremo norte de la ciudad. El Megaparque que se construirá en una ciénaga, en Barranquilla.
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“La ciénaga de Mallorquín y la playa urbana de Puerto Mocho serán recuperadas en un proceso de protección del medio ambiente y de generación de un nuevo polo turístico con criterios de sostenibilidad”, dijo el alcalde en rueda de prensa.
En total serán siete intervenciones al área, con una inversión de 80.000 millones de pesos, que incluyen un ecoparque entre Las Flores y La Playa, la habilitación de la playa de Puerto Mocho, un paseo peatonal y tren turístico del tajamar occidental del río Magdalena, saneamiento del recurso hídrico de la ciénaga y del ecosistema natural, desvío y tratamiento de las aguas negras y vertimiento de las mismas al río Magdalena mediante un emisario subfluvial, freno a invasiones y contaminación y vinculación de la comunidad del corregimiento de La Playa al desarrollo del sector.
La Alcaldía informó que es consciente de los seis agentes de degradación dañan la ciénaga de Mallorquín: los rellenos, la ocupación ilegal, la deforestación del manglar, la contaminación química por residuos sólidos, la sedimentación y la erosión costera, con estos planes estos factores se pretenden mitigar.
“Hoy les podemos decir a nuestros visitantes que no solo tenemos río, sino que también tendremos mar y ciénaga. Es una recuperación ambiental, pero también una recuperación que nos permite darles dignidad a las poblaciones que viven en los alrededores de la ciénaga. Esta es la primera muestra visible de nuestra apuesta por la ‘biodiverciudad’”, expuso Pumarejo.
El Megaparque que se construirá en una ciénaga, en Barranquilla
De acuerdo al estudio presentado por la Alcaldía, la ciénaga aún conserva cuatro especies de mangles, 15 de invertebrados marinos, nueve de peces, otras tantas de anfibios, siete de reptiles y 81 de aves.
El proyecto contempla que las aguas residuales que hoy llegan a la ciénaga de Mallorquín se van a desviar para ser conducidas a una planta de tratamiento, luego serán vertidas al río Magdalena. También se implementará un sistema de vigilancia y conservación de manglares, los cuales están en alto riesgo de desaparición por la tala indebida.
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“Este sector se convertirá en el gran pulmón ecoturístico de Barranquilla, el símbolo de la ‘biodiverciudad’ que somos”, afirmó el alcalde Jaime Pumarejo.
Las obras incluyen la recuperación ambiental del cuerpo de agua, un ecoparque con senderos ecológicos, miradores palafíticos, y una zona habilitada para la práctica de deportes náuticos y ciclovías que atraerán a más 100.00 turistas al año.
La Alcaldía informó que la población de esta zona de influencia será beneficiada con formación orientada a la tecnificación de la pesca y la siembra de alevinos, la preservación del ecosistema y la atención a los turistas, y con capital semilla para iniciativas microempresariales que les permitan tener mayores ingresos y una mejora sustancial de su calidad de vida.
Otros puntos de vista
PUBLIMETRO consultó al profesor Germán Daniel Rivillas Ospina PhD y docente del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad del Norte, quien durante años se ha dedicado al estudio de la ciénaga de Mallorquín.
“He visto el render de los paseos ecológicos, aunque no conozco en detalle el proyecto de la Alcaldía. Sin embargo opino que el proyecto debe enfocarse en el sentido ecológico y humano de este sistema natural. Debe contener un componente de educación ambiental y cultural muy robusto. Preocupa la carga turística que llegará a la reserva natural y que esta degrade mucho más el ecosistema”, señaló Rivillas.
El experto también se mostró interesado en conocer qué pasará con las comunidades y la población que está asentada actualmente a orillas de la ciénaga.
“¿Qué pasará con los pescadores en Las Flores, la Playa y en la Cangrejera? Surgen preguntas sobre las cadenas de valor socioproductivas que generarán sentido de pertenencia en la zona, si no son bien manejadas crearán resilencias y focos de inseguridad. Celebro el proyecto, se ve muy interesante, pero es necesario ver los estudios de prefactibilidad. Que no saquen a la gente de la Cangrejera de su condición y entorno porque eso a largo plazo no sale bien”, advirtió el profesor.
Sobre el tema de las intervenciones con senderos y obras, el ingeniero Rivillas comentó que los materiales deben ser seleccionados con criterios ambientales.
“Veo algunos elementos que necesitarán de concreto en los renders y algunos elementos que seguramente impactarán en el humedal costero, estas obras se pueden hacer, pero sin que el impacto ambiental afecte la zona”.