El nuevo comandante del Ejército colombiano, general Eduardo Zapateiro, asumió este lunes el cargo en medio de una controversia con la familia del futbolista Juan Fernando Quintero, del club argentino River Plate, por la desaparición de su padre ocurrida hace 25 años.
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El general Zapateiro, que tendrá bajo su mando a más de 240.000 miembros del Ejército, fue designado el pasado viernes por el presidente colombiano, Iván Duque, como sucesor del cuestionado general Nicacio Martínez y hoy pasó por primera vez revista a la tropa en la Escuela de Cadetes José María Córdova en Bogotá.
El 2020 «tendrá que ser el año de la mayor consolidación de la seguridad en el territorio» porque el año que está por empezar «es de esperanza para todos los colombianos, porque la seguridad es un valor democrático, la seguridad es un bien público», dijo Duque a Zapateiro.
CONTROVERSIA CON QUINTERO
Sin embargo, el acto estuvo marcado por la polémica con la familia de Quintero, que considera que Zapateiro puede tener la respuesta sobre el destino que corrió su padre, Jaime Enrique Quintero Cano, desaparecido en marzo de 1995 en el departamento de Antioquia (noroeste) cuando prestaba el servicio militar.
Tíos del futbolista dijeron que en la época, Quintero Cano hacía parte de la IV Brigada del Ejército, con sede en Medellín, y fue trasladado a la XVII Brigada, en la localidad de Carepa, y bajo el mando del entonces capitán Zapateiro, a quien piden explicaciones sobre el paradero del recluta.
Quintero por su parte, afirmó en su cuenta de Twitter que es «ajeno a las declaraciones» de sus tíos pero en cualquier caso quiere saber qué pasó con su padre, que «lleva más de 24 años desaparecido y no sabemos todavía qué aconteció con él, dónde está o dónde se fue».
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«Tengo el derecho como hijo a saber qué pasó con mi padre y eso es lo que quiero saber, porque he sufrido y he visto mi familia sufrir problemas sociológicos y mentales y la ausencia de mi papá siempre; está el vacío y lo siento a diario (…) Solo quiero saber que pasó», manifestó.
El delantero del River Plate y de la selección colombiana de fútbol agregó que no quiere sacar provecho del nombramiento del general Zapateiro y que respeta al Ejército, «pero espero y aspiro a tener un diálogo muy pronto y saber qué pasó…».
Al ser preguntado por las manifestaciones del futbolista, el general dijo a periodistas al concluir la ceremonia oficial que está dispuesto a hablar con Quintero.
«Me uno al sentimiento y al dolor de la familia Quintero, decirle a Juan Fernando Quintero que también lo respeto, que eres nuestro ídolo futbolista y que las puertas de mi comando en el Ejército estarán abiertas para ti y tu familia», expresó el general.
RESPUESTA DEL EJÉRCITO
Según un comunicado del Ejército, «la presunta desaparición del señor Jaime Enrique Quintero Cano» fue investigada por el Tribunal Administrativo de Antioquia, «que profirió decisión judicial absolutoria mediante auto de fecha 30 de marzo de 2001».
«Las conclusiones de la Procuraduría Delegada para la Defensa de los Derechos Humanos, las cuales comparte la sala en su totalidad, permiten afirmar que no existe prueba alguna de la responsabilidad de los servidores públicos ni por acción ni por omisión por la presunta desaparición» de Quintero Cano.
En el comunicado, el Ejército asegura que «no existe prueba de responsabilidad» contra el entonces capitán Eduardo Enrique Zapateiro Altamiranda, «así como en contra de ningún integrante del Ejército Nacional».
Igualmente «lamenta profundamente el hecho victimizante sufrido por la familia Quintero Cano, el cual deja en evidencia el actuar de grupos ilegales en esa zona, y que condujo a la desaparición del señor Quintero».
CARGO ESPINOSO
El general Zapateiro fue nombrado comandante del Ejército en reemplazo del general Nicacio Martínez, que según Duque, le expresó «motivos familiares» para pasar al retiro después de más de 38 años de servicio.
Martínez, que estuvo un año al frente del Ejército, fue duramente cuestionado durante su gestión por su presunta responsabilidad en violaciones a los derechos humanos, lo que no impidió que el pasado 6 de junio el Senado aprobara su ascenso a general de cuatro soles, el rango más alto del país.
Su ascenso estuvo marcado por la controversia porque tan solo tres semanas antes el diario estadounidense The New York Times publicó un artículo que reveló la existencia de una directriz del Ejército que ordenaba a la tropa incrementar sus resultados operacionales, lo que pone en riesgo la vida de civiles.
El artículo señaló que con esa instrucción, posteriormente retirada, el Ejército podía estar ejecutando «otra encarnación» de los «falsos positivos», eufemismo para referirse a las ejecuciones extrajudiciales de civiles cometidas por militares para presentar resultados a sus superiores y obtener por ello permisos y condecoraciones.