La experiencia de PUBLIMETRO y cómo se lleva el tema de la salud mental en los medios. ¿Nos rajamos?
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La decisión de Yessi Paola Moreno de saltar de un puente en Ibagué con su hijo de 10 años, ante la mirada expectante de policías y brigadistas, fue el cubrimiento más leído en la página digital de PUBLIMETRO. Las informaciones, que yo misma hice para nuestra sección en la web, plantearon un debate en un consejo editorial sobre si lo estábamos haciendo bien, si no caímos en el amarillismo o en la guerra por ganar clics.
Respondí a esas preguntas con un ‘no’ rotundo y expliqué que informamos sobre una coyuntura que tenía en vilo al país, pero con responsabilidad de no lograr que se hiciera un eco de la noticia que llevara a otros a contemplar la idea de quitarse la vida. El proceso no ha sido sencillo, y al igual que en otros medios, evidenciamos varias embarradas sobre las que reflexionamos siempre.
Del error al trabajo
En los medios digitales hoy se cometen muchos errores. Los titulares sensacionalistas abundan y cuentan sobre una guerra periodística de la que hoy vivimos varios medios: el clic.
PUBLIMETRO no fue ajeno a esto y muchas veces se dio, sin ninguna mala intención de por medio, un titular agresivo, una foto incorrecta, revelar más de lo que se debía, pero las cosas han ido cambiando.
A finales de 2017, la organización Red PaPaz visitó la redacción de PUBLIMETRO para hacer un taller de medios, en pleno boom de la ‘ballena azul’, el macabro juego que había llevado a muchos jóvenes a suicidarse. Las recomendaciones de la organización, preocupada por temas infantiles, motivaron un debate en la redacción que hizo que se establecieran parámetros sobre cómo cubrir las noticias sobre depresión, suicidios y trastornos mentales.
De entrada, como redacción se decidió no volver a titular con la palabra “suicidio”, para no motivar que personas con enfermedades depresivas pudieran rastrear este tipo de noticias en motores de búsqueda; en ninguna de nuestras notas se informa sobre los métodos usados para quitarse la vida y tampoco se exhiben fotografías sobre los hechos.
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Sin embargo, aún persisten los problemas éticos y de decisiones sobre qué vale la pena contar y qué no.
El problema son las redacciones no especializadas
“Las redacciones están dejando los temas de salud y salud mental a criterio de periodistas que cubren todo y las cosas no deberían ser así. Aquí en El Espectador, quienes cubren noticias sobre salud mental, saben lo que hacen; están especializados y tienen claro cómo abordar los temas”, señala el editor de salud, Pablo Correa.
La responsabilidad en los medios es clara: el especial sobre xenofobia que hicimos en PUBLIMETRO por la migración venezolana demostró que los picos de discriminación son motivados por líderes de opinión y los medios de comunicación y, así mismo, sucede cuando se habla de salud mental y en particular del suicidio.
“Claro que tenemos responsabilidad. El primer contacto que tiene la gente son las informaciones que ve en los medios de comunicación, si no cubrimos con responsabilidad, estamos induciendo a errores, y muchas veces, a que otras personas puedan decidir suicidarse”, apunta Correa.
Pero el gran problema radicaría en una mirada superficial de los fenómenos que tocan a los colombianos y que naturalizamos, como la violencia, la guerra y la deshumanización de la tragedia, así lo afirma Alejandro Pino Calad, director de PUBLIMETRO, que hace un balance sobre los retos y lo que falta por aprender.
“El problema de los medios colombianos radica en que hemos naturalizado el conflicto. A diferencia de Alemania, en donde los procesos sociales de la posguerra hicieron que la sociedad se preguntara por la salud mental, aquí no lo hemos hecho”, asegura Pino Calad.
Y es que para el periodista y director editorial, aún faltan cosas por mejorar en nuestro medio: “Hay que ejercitar más el tacto, pero sobre todo la empatía, no por el personaje protagonista, solamente, sino por el público al que esto impacta”, apunta.
Falta mucho
Para Mario Morales, académico, profesor de la Universidad Javeriana y defensor del televidente de Canal Uno, la tarea aún está lejos de hacerse bien.
“Es un cubrimiento precario desde el punto de vista narrativo, estético y de manejo de fuentes. El tema solo aparece como efecto de casos disruptivos asociados a violencia o tragedia. No está visto desde la perspectiva de un periodismo de soluciones o desde una construcción asertiva”, señala Morales, que añade que hay cierta estigmatización y discriminación a los discursos mediáticos sobre salud mental.
En definitiva, el campo de acción es grande y apunta a que las audiencias exijan contenidos de calidad, las redacciones especialicen a periodistas y se cree empatía, pero va una reflexión personal: la guerra del clic no puede seguir ganándoles a la ética, a la moral y a la responsabilidad mediática. Los periodistas y líderes de opinión deben plantearse la pregunta sobre cómo impactan a sus audiencias y asumir el papel disruptor, como un cuarto poder que vigila, regula, pero ejerce como catalizador de una sociedad violenta, que sigue viendo a la tragedia como una cifra en una base de datos.
Análisis salud mental en los medios
Lorena Beltrán. Activista y creadora de la campaña #NoEsDeLocos
¿Cómo ve el papel de los medios en el cubrimiento de temas de salud mental en el país?
Creo que todavía hay un reto enorme para incluir en los manuales de estilo la forma en la que se deben abordar las enfermedades mentales y los casos de suicidio. Es necesario que los editores puedan asesorarse con profesionales en salud mental para poder cumplir con su labor de informar, pero sin caer en la estigmatización de este tema, que es lo que generalmente ocurre.
¿Somos los medios responsables del estigma sobre las personas con enfermedades de tipo mental en el país?
Creo que los medios de comunicación son aliados para que las personas tengan más acceso a información oportuna, para aprender a identificar síntomas y factores de riesgo, sin embargo, falta el esfuerzo decidido de los medios para no caer en el clickbait cuando hay un suicidio o cuando una persona famosa cuenta que tiene depresión o ansiedad. Este año vimos cómo lamentablemente una mujer se suicidó en Ibagué con su hijo en brazos, varios medios publicaron el video, aun cuando está descrito en diversas investigaciones que los suicidios aumentan inmediatamente después de que la historia detallada de un suicidio es publicada en medios.
También, si un famoso habla abiertamente sobre su depresión, empiezan a surgir historias de qué problemas familiares lo llevarían a esa situación, exacerbando el morbo de sus lectores, en vez de utilizar esos testimonios tan valiosos como una oportunidad de informar a sus lectores sobre cómo identificar riesgos. La ansiedad y la depresión son una causa de incapacidad que va en aumento en el mundo, según la OMS, y no deberíamos tratarlas a la ligera.
¿Qué iniciativas deben adoptar los medios de comunicación para ser efectivos en la prevención de temas como el suicidio?
Recuerdo que alguna vez la Fundación de Natalia Ponce de León realizó una capacitación a periodistas para ser más rigurosos a la hora de informar sobre agresiones con ácido. Se puede informar sobre los casos, sin caer en el error de dar hasta el nombre del químico que utilizan con frecuencia los agresores.
Los medios juegan un papel importante en la percepción que la sociedad tiene sobre distintos problemas, por eso la principal iniciativa debe ser la autocrítica sobre cómo estamos informando, y segundo, construir, de la mano de un profesional en salud mental, unas reglas básicas para informar sin caer en el estigma, con las palabras e imágenes adecuadas, sin reproducir estereotipos, sin titulares morbosos. Sin vincular violencia y salud mental porque en algunos las causas de esa conducta violenta pueden estar asociadas a problemas socioeconómicos, no a un factor psiquiátrico, por ejemplo.
Desde la iniciativa #NoEsDeLocos, que se manejó en un medio tradicional, ¿qué mensaje encontraron que se les podía dar a los colombianos, que se saliera del molde del morbo y la estigmatización?
Quisiera aclarar que la iniciativa #NoEsDeLocos tuvo como plataforma un medio tradicional, pero es una iniciativa independiente de la cual hacemos parte varios periodistas que, por experiencias personales como pacientes o acompañantes de personas con trastornos mentales como ansiedad o depresión, decidimos iniciar la campaña para restar el estigma. Por eso esperamos que se unan a ella los medios, pacientes y movimientos que quieran.
El mensaje que queremos dar es que es normal buscar ayuda cuando enfrentamos un problema emocional. Si nos rompemos un hueso o tenemos un dolor físico vamos corriendo al médico, pero cuando se trata de un dolor emocional nos dicen: ‘debes poner de tu parte, ser más agradecido, ser más positivo’. Se llama #NoEsDeLocos porque romper el estigma frente a la salud mental, hace que las personas que presentan algún síntoma no se sientan bichos raros al buscar ayuda. La respuesta fue muy positiva, muchas personas compartieron sus casos personales, familiares y contaron sus testimonios al ser acompañantes de pacientes con trastornos. También figuras públicas como J Balvin, Santiago Alarcón y Marcelo Cezán contaron sus casos para que otros puedan hablar con naturalidad del tema. Eso es muy positivo.
¿Cómo hacerles entender a las redacciones del país que lo que escriben tiene injerencia en los procesos de salud mental de quienes los leen?
Cuando lo que es tendencia en redes se vuelve noticia en medios, debemos entregar información veraz sobre este tipo de problemas. El periodismo tiene una función social. No se trata de cubrir con morbo, sino de informar a la audiencia. La crisis que atraviesan los medios de comunicación no puede solucionarse con una guerra por el clic y el tráfico fácil, sino por la calidad de la información que les damos a los lectores que, entre otras cosas, pueden estar atravesando por una situación difícil en la que una información oportuna puede marcar la diferencia.
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