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Donó el cuerpo de su madre a la ciencia pero descubrió que el ejército de EE.UU. uso el cadáver en una prueba de explosión

Su hijo pensaba que el cuerpo de Doris podría ayudar a encontrar la cura del Alzheimer.

El hombre todavía no sale de su asombro. Descubrió que el ejército de EE.UU. uso el cadáver en una prueba de explosión.

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Una mujer de 73 años de Phoenix, Arizona, murió luego de batallar contra el Alzheimer. Su hijo, Jim Stauffer decidió donar su cuerpo a la ciencia para que los investigadores pudieran trabajar en la búsqueda de una cura para la terrible enfermedad.

Sin embargo, años después Stauffer se enteró de una grave noticia. El cuerpo de su madre había sido vendido en secreto al ejército de los Estados Unidos, para que pudieran realizar las llamadas «pruebas de explosión».

«Me siento como un idiota», dijo el hijo de Doris al enterrase de lo ocurrido. También, demandó junto a otras 32 personas al Centro de Recursos Biológicos de Phoenix, por lo sucedido con los cuerpos de sus seres queridos.

«No soy una persona desconfiada, pero en esta situación, no tienes idea de que esto está sucediendo, confías. Esa confianza es de lo que se alimentan”, dijo aún sin aceptar lo ocurrido.

De acuerdo con los antecedentes legales, el cadáver de la madre de Stauffer fue amarrado a una silla antes de que una bomba fuera detonada debajo de ella.

«Rechazamos expresamente explosiones»

Según el hijo de Doris, quien declaró en el diario The Independent, cuando entregaron el cuerpo de la mujer al laboratorio firmaron un documento en el que negaban explícitamente que fuera usado para pruebas o experimentos con explosivos.

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«No veo un camino para superar esto. Cada vez que hay un recuerdo, cada vez que hay una fotografía que miras, hay una cosa fea que sucedió justo ahí mirándote directamente «, dijo el hombre a los medios locales.

La mujer fue parte del llamado «laboratorio Frankenstein», cuyo caso provocó revuelo la semana pasada, cuando el FBI reveló los documentos judiciales en los que señalaban que en el lugar se habían encontrado cubos llenos de cabezas, brazos y piernas durante una redada en el centro en 2014.

De acuerdo con los antecedente militares obtenidos en el marco de la investigación contra el laboratorio, al menos otros 20 cadáveres fueron usados en pruebas de explosión diseñadas para ofrecer una idea de lo que les sucede exactamente a las víctimas de las bombas, sin el conocimiento de sus familiares.

Cada uno de los cuerpos fue vendido por BRC en US$ 5.893.

El caso de Doris fue descubierto en el 2013.

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