Uno de los compromisos de campaña de la senadora uribista María del Rosario Guerra fue un «muro de la vergüenza» para los corruptos.
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María del Rosario Guerra fue una de las más importantes candidatas del Centro Democrático en el Senado. La senadora uribista fue elegida, entre otras, por un impulso muy fuerte al combate a la corrupción. El columnista Yohir Akerman se preguntó si este combate también involucra a los cuatro familiares de la senadora que han sido capturados por delitos asociados por la corrupción.
Esta pregunta fue planteada por Akerman en su columna del diario El Espectador. Recordó que Guerra había propuesto un «muro de la vergüenza» para mostrar a los detenidos por corrupción. Este muro, que no ha sido aprobado, tendría para Akerman ya cuatro participantes de la familia Guerra.
El primero sería el exgobernador de Sucre, Julio César Guerra Tulena, y tío de la senadora. Guerra Tulena fue condenado por la Contraloría en medio del escándalo del Cartel de la Hemofilia. «“El señor Guerra Tulena se hizo acreedor de su espacio en este muro de la vergüenza ya que fue encontrado responsable, junto a otros funcionarios, de la desaparición de 2.398 millones de pesos de recursos de la salud”, escribe Akerman.
Dos hermanos de la senadora uribista también aparecerían en la lista. El primero Joselito Guerra de la Espriella, condenado a prisión por enriquecimiento ilícito y estafa en medio del Proceso 8000. También habría llevado a los hermanos Nule a una reunión con el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez.
El otro hermano que debería aparecer en la lista es el exsenador Antonio Guerra de la Espriella. Este ha sido acusado de vínculos con paramilitarismo, pero se le entregó orden de aseguramiento por el caso de Odebrecht. Finalmente está el primo de María del Rosario Guerra, Miguelito de la Espriella. Fue condenado por constreñimiento al elector y concierto para delinquir «en los inicios del escándalo de la parapolítica».
«Todos estos hechos fueron realizados mientras Antonio, Joselito y Miguelito ocuparon, en diferentes momentos, sillas en el Congreso. Va bien el muro de la vergüenza, vergüenza, vergüenza», concluyó Akerman.