Un cocodrilo que habita en la cuenca baja del río Bogotá fue captado poniendo sus huevos a orillas del afluente.
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La contaminación del río Bogotá es una de las mayores catástrofes ambientales del país. A pesar de los esfuerzos para descontaminar el afluente, los desechos de más de 10 millones de habitantes descienden por su caudal. Desde su fuente en Villapinzón hasta su desembocadura en el río Magdalena, los contaminantes se acumulan.
Pero, a pesar de todas estas medidas, el río sigue albergando vida. Así lo demostró el sorprendente encuentro de un cocodrilo americano en su cuenca baja. El reptil no solamente habita el río: ha tenido su cuenca como un punto para su reproducción.
Un equipo de la CAR de Cundinamarca halló al cocodrilo desovando a las orillas del río Bogotá. En la imagen se ve la crudeza de la situación: mientras el reptil camina por las orillas, al fondo se ve el río. Unas canecas y un tubo de desagüe demuestran la llegada de más contaminación al sitio donde los huevos se desarrollarán, bajo la tierra.
La presencia de estos reptiles y sus huevos es crítica porque requieren de un ecosistema saludable. El cocodrilo americano, también conocido como caimán aguja, se alimenta principalmente de insectos, peces e invertebrados que viven en el agua. A veces se alimentan de mamíferos y hasta de ganado, pero su dieta normal es preferiblemente acuática.
Las obras que se adelantan para la descontaminación del río son necesarias para recuperar la vida en el caudal. Entre estas se destacan la construcción de las plantas de tratamiento de aguas de Canoas, en Soacha, y de Chía.
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